
El Senado estadounidense ha aprobado por 61 votos contra 37, el plan de reactivación económica gestado por el equipo de Barack Obamay, con el que se pretender crear hasta cuatro millones de puestos de trabajo y salir de la recesión. Finalmente alcanzará los 838.000 millones de dólares (unos 650.000 millones de euros).
Barack Obama logró de esta forma superar un obstáculo decisivo para enfrentarse ahora a una votación definitiva. En caso de que pase la próxima votación, el Senado y la Cámara de Representantes comenzarán a negociar un proyecto de ley final que pueda ser ratificado por el presidente Barack Obama en los próximos días.
Hoy la votación de hoy se saldó con 67 senadores a favor del plan y 37 votos en contra del proyecto, que incorporó numerosas variaciones respecto al aprobado la semana anterior por la Cámara de Representantes.
Asimismo, la cuantía final del paquete de estímulos ha quedado por debajo de los 885.000 millones de dólares demandados inicialmente por la Administración Obama, aunque por encima de los 825.000 millones de dólares planteados por algunos senadores.
Obama asegura que el plan servirá para crear entre tres y cuatro millones de puestos de trabajo. No obstante, los republicanos consideran que el plan despilfarrará el dinero sin crear muchos empleos y proponen a cambio más recortes de impuestos, la solución que en su día prefirió el entonces presidente George W. Bush.
Obama urge la aprobación definitiva
Los líderes de las mayorías demócratas en ambas ramas del Congreso dijeron que harán lo necesario para lograr una versión final del plan a Obama, quien urgió a los congresistas a hacerlo antes del 16 de febrero.
Obama afirmó hoy que sacar adelante la economía es responsabilidad de todos, no sólo de un partido, e hizo un llamamiento al Congreso para que apruebe el plan de estímulo económico.
"Crear puestos de trabajo y dar la vuelta a esta economía es una misión que está por encima del partidismo. Cuando arde la ciudad no miramos de qué partido es cada quien, agarramos una manguera", dijo el gobernante. Obama hablaba en una reunión con ciudadanos en Fort Myers (Florida), la zona más afectada en EEUU por la crisis inmobiliaria y los embargos por el impago de hipotecas, como parte de una campaña para promover la aprobación del plan.
Recibido con numerosos vítores del público, el presidente reiteró su argumento de los últimos días de que si no se toman medidas "nuestro país se sumergirá en una crisis que, en un momento dado, será mucho más difícil de resolver".