El pasado 28 de enero, el Congreso dió luz verde al Acto de Recuperación Americana y Reinversión, comunmente conocido como el plan de estímulo. Dentro de las 700 páginas del proyecto de ley, una pequeña sección despertó la atención de medio mundo. Esta media página obligaba a todos los proyectos de infraestructuras públicos financiados con el dinero del estímulo a usar hierro y acero sólo fabricado en los límites de las fronteras norteamericanas.
Esta puntilla ha levantado ampollas entre los políticos dentro del país y en panorama internacional, sobre todo tras conocerse que entre las enmiendas añadidas en el Senado, que tiene intención de votar el plan esta semana, se incluye la de "Buy American" o "Compre Americano", que va más allá y extiende esta obligación a todos los productos manufactureros.
Curiosamente, el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, defendió a ultranza esta decisión durante una entrevista con la cadena de televisión CNBC asegurando que esta medida fomentará la creación de empleo, al mismo tiempo que definió a los sindicatos del acero como "patriotas económicos".
Daños en su regulación
Sin embargo, desde el Instituo Peterson de Economía, un think tank estadounidense, dos de sus miembros, Gary Clyde y Jeffrey J.Schott, apuntan que la aprobación de estas medidas violaría las obligaciones comerciales de EEUU, dañarían la regulación y, encima, no crearían un impacto considerable la creación de empleo.
De hecho, si se traduce el medio millón de toneladas de acero que el país importa del extranjero a puestos palpables de trabajo, sólo se crearían alrededor de 1.000 puestos de trabajo, una cifra insignificante teniendo en cuenta que EEUU cuenta con una fuerza laboral de 140 millones de trabajadores.
Desde la Cámara de Comercio de EEUU también se han puesto en pie de guerra, tachando la medida de proteccionismo puro y duro. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, Francia decidiese obligar a sus automovilísticas a usar sólo piezas francesas?.
Debería ser borrada
Hay que hacerse eco de Acto Tarifario o Smoot Hawley de 1930. Por aquel entonces EEUU incrementó desmesuradamente las tarifas de importación con la intención de estimular la economía doméstica, algo que nunca sucedió y que de rebote hizo caer el comercio internacional alrededor de un 8%. Además, se fomentó la crisis entre el corporate norteamericano al no dejar a las multinacionales acceder a los consumidores extranjeros.
Los expertos apuntan a que la medida debería ser borrada de inmediato. Algo que también apoya la Comunidad Europea.
La cancillar alemana, Angela Merkel, se opone frontalmente a este tipo de iniciativas y se muestra "preocupada por el mensaje que se puede lanzar al mundo". Merkel amenaza con recurrir a la Organización Mundial del Comercio si la cláusula "pasa finalmente por el Senado y es aprobada por el presidente Obama", según explica Peter Power, portavoz de la Comisión Europea, a Financial Times.
El plan de estímulo engorda sus enmiendas
Mientras tanto, en el Senado, el plan de estímulo engorda sus enmiendas y su coste tras las presiones ejercidas por distintos lobbys, como el agrario, y los sindicatos de trabajadores. Así, los cultivos de vino y cítricos de California y Florida podrían ver nuevas ventajas sobre la depreciación de sus terrenos mientras las farmacéuticas y empresas tecnológicas lograrían registrar en EEUU sus beneficios obtenidos en el extranjero a un precio fiscal más bajo.
Por su parte, los sindicatos quieren asegurarse que los empleos ecológicos que la administración Obama quiere crear, estén bien remunerados y cuenten con suculentos beneficios para los trabajadores.
Claro está, que esta serie de medidas no hacen más que aumentar el precio del paquete. Si el Congreso aprobó un estímulo de 819.000 millones de dólares, el pasado lunes la Oficina Presupuestaria del Congreso sitúo que el programa ya asciende a 885.000 millones de dólares.
De momento, el presidente demócrata del Comité Financiero del Senado, Max Baucus, aseguró que el plan "está siendo retocado minuciosamente para que mejore nuestra economía", mientras el líder republicano en la Cámara Alta, Mitch McConnell, volvió a incidir en que los conservadores insisten en "poner el dinero en los bolsillos de los ciudadanos".
Está previsto que el Senado en pleno vote la propuesta antes del fin de semana, por eso Obama concedió ayer entrevistas con las principales cadenas de televisión del país en un intento por promocionar el necesitado plan de estímulo.