La electrificación del mercado del motor dio ayer un gran paso con la presentación del primer prototipo 100% eléctrico de Jaguar, el denominado I-Pace, un concept que a finales de 2017 se presentará en su versión en serie y que estará a la venta a partir de 2018.
Se trata de una evolución del jovencísimo SUV Pace, pero con una línea mucho más agresiva y deportiva, no en vano sus principales prestaciones alcanzan cifras tan racing como pueden ser los 400 caballos de potencia fruto de la combinación del empuje de sus dos motores eléctricos, una aceleración de 0 a 100 km/h en tan solo cuatro segundos, un par motor de 700 Nm y, ya en el apartado exclusivo de la propulsión eléctrica, una autonomía de hasta 500 kilómetros y una carga rápida que llena las baterías en un 80% en tan solo hora y media.
El I-Pace, que se reveló en una futurista presentación en Los Ángeles y Londres que pasó de la realidad virtual a la real (con la revelación del prototipo en la ciudad norteamericana), con tecnologías que muy pronto estarán a la orden del día en los concesionarios a la hora de potenciar sensaciones virtuales que nos ayudarán a elegir la versión del vehículo que deseamos adquirir, el I-Pace, como decimos, es un vehículo que aúna deportividad, sostenibilidad y prestaciones SUV, el segmento que ya está a las puertas de convertirse en mayoritario en ventas, por encima de los coches normales, de esos bajitos que solo pueden vivir sobre asfalto.
El diseño del I-Pace destaca principalmente por su coeficiente aerodinámico, de tan solo 0,29 Cx, lo que permite alcanzar unas cifras de autonomía que, por fin, empiezan a ver la luz en un segmento, el de los eléctricos, que sigue teniendo en la capacidad de circulación sin repostar su principal talón de Aquiles. Al no disponer de motor de combustión, sino de dos propulsores eléctricos, uno por cada eje, se prescinde del túnel de transmisión, con lo que se aumenta la distancia entre ejes y se recortan los voladizos, con lo que se gana en aerodinámica general y anchura trasera, lo que repercute, y de qué forma, en el espacio interior, que alcanza ahora unos dígitos que solo se pueden permitir vehículos mucho más grandes que el I-Pace, a pesar de que su diseño recuerda a los mejores coupés.
Todo ello también permite al primer prototipo eléctrico de Jaguar montar unas impresionantes llantas de 23 pulgadas, que dotan al vehículo de una estética y unas prestaciones altamente deportivas, y que confieren al vehículo de esa anatomía híbrida (solo en cuestiones de diseño) entre un deportivo y un SUV compactos.
Interior amplio y futurista
Pero, con toda las novedades que conlleva, el diseño exterior del I-Pace se queda pequeño en comparación con el interior del vehículo, que respira modernidad próxima al futurismo tanto en diseño como en utilización de materiales, gracias, repetimos, al espacio extra con el que se cuenta al desaparecer el túnel de transmisión.
La posición de conductor y pasajeros es más baja que en los SUV convencionales, con unos asientos ergonómicos que permiten que las caderas estén más bajas en relación a los pies, con todo lo que ello supone en ganancia de deportividad. Aunque la mayor sensación de espacio lo tenemos por vía visual, al poder ver toda la superficie del suelo del vehículo a través de la consola central voladiza. Y a eso ayuda, y mucho, un gran techo panorámico, realizado con un estampado cerámico con un patrón de rombos que incluye una serie de LEDs integrados que por la noche iluminan el cristal adornado para crear un impresionante efecto visual.
Otros detalles futuristas que encontramos en este prototipo de Jaguar son interfaces de pantalla táctil y selectores rotatorios con acabados metálicos como mezcla de tecnologías vanguardistas y diseños tradicionales, pantalla circulares HD, diseño minimalista de pedales y palanca de cambios, etc.
El carácter compacto del Jaguar I-Pace queda reflejado en sus medidas (4,86 metros de longitud, 1,89 de anchura y una distancia entre ejes de 2,99 metros). Y, a pesar de su inclinada trasera, el prototipo dispone de unos extraordinarios 530 litros de capacidad en su maletero, muy por encima de la media del segmento SUV.
No hace falta decir lo cargado de tecnología que traerá este prototipo en su paso a la producción en serie en 2018, con un nuevo enfoque de cabina de mando en la zona de control, con una consola central que se eleva para conectarse con el salpicadero y envolver al conductor. Este accede a toda la información de conducción y entreteniendo a través de una gran consola central de 12 pulgadas combinada con otra particular en el lado del piloto con 5,5 pulgadas adicionales. Y sin olvidarnos del siempre útil Head-Up Display que proyecta un holograma en color sobre el parabrisas delantero con múltiples informaciones de conducción y navegación.
El volante, de tres radios, dispone de multitud de interruptores táctiles de función que son invisibles a simple vista hasta que se iluminan.
A la hora de la conducción, la tracción eléctrica permanente a las cuatro ruedas dota al vehículo de una versatilidad y una seguridad totales a la hora de encarar cualquier superficie o condición meteorológica, con una distribución del par a ambos ejes de una forma automática de tal forma que el I-Pace siempre afronte cada segundo de la conducción en las condiciones más óptimas.
Si, como hemos dicho, la carga rápida del vehículo hasta el 80% se podrá realizar en hora y media, una carga normal del ciento por ciento de las baterías no llevará más allá de las dos horas. La batería del vehículo está compuesta de iones de litio de 90 kWh con refrigeración líquida, y está situada de forma horizontal bajo el suelo del vehículo, entre los dos ojos, lo que permite optimizar aún más el amplio espacio interior del vehículo.
Como es lógico, al tratarse de un prototipo todavía no hay precios para su versión de calle, que como ya hemos dicho se presentará a finales de 2017 y llegará al mercado en 2018.