El nuevo Audi Q7 ya está aquí y, aunque desde fuera pueda parecer lo contrario, en realidad es un modelo totalmente distinto al anterior. Mucho más ligero, mejor equipado y con la última tecnología en materia de seguridad, su vida a bordo roza lo exquisito. El SUV de los cuatro aros inicia ahora su desembarco en nuestro mercado con un precio de partida de 65.960 euros.
Hasta que el futuro Audi Q8 diga lo contrario, el Q7 seguirá siendo el busque insignia de los todocamino de Audi. Su tamaño y sus pretensiones lo dejan bien claro. Y es que, a pesar de que sus cotas exteriores se han contenido ligeramente, no deja de ser una mole de más de 5 metros de longitud, ahora incluso con más espacio en su interior. Disponible con 5 o 7 plazas a petición del cliente, el SUV ofrece además un enorme maletero de 890 litros, lo que lo convierte en un gran coche de aspiraciones familiares.
Parecido, pero con una importante rebaja de peso
Que el nuevo Q7 se parece al anterior es difícilmente cuestionable. Da la sensación de que se hayan tomado pocos riesgos en materia de diseño, cosa que no acabamos de entender bien, ya que cuando un modelo supone una gran ruptura con su predecesor, lo suyo es que vaya acompañado de una puesta en escena también rompedora. Pero no, no es el caso. Audi ha preferido seguir con esa tendencia conservadora que, a la vista está, le funciona muy bien a la hora de captar clientes.
En cualquier caso, es justo reconocerle unas líneas más modernas y pulidas que, aunque sobrias, le dan una nueva personalidad al coche. Cambia la silueta, cambia la zaga y, sobre todo, cambia el frontal con la nueva calandra y los grupos ópticos rediseñados. Aunque lo que más llama la atención es su altura respecto al suelo. Si al anterior Q7 llevaba la carrocería bastante elevada, en el nuevo apenas hay espacio entre los pasos de rueda y el propio neumático. Es más, visto de fuera y en movimiento, a veces pudiera parecer que se trata de una especie de gran vehículo familiar en lugar de un SUV. El porqué parece estar claro: la clientela de este tipo de coches sólo lo usa en carretera. Y esto, cada vez más, es así. En la mayoría de los casos, lo de tener un todocamino en realidad es una excusa para disfrutar de un coche grande, versátil y con una imagen robusta, pero en realidad pocas veces se le saca partido a sus aptitudes ?off road?.
En este sentido, el Audi Q7 es ahora un coche mucho más agradable de conducir en todo tipo de superficies asfaltadas. Gracias a una dieta de adelgazamiento que le ha quitado 325 kilos de encima y a una puesta a punto de chasis más afinada en términos de confort y dinamismo (el equilibrio está realmente logrado), el SUV de los cuatro aros es ahora más ágil y cuida al pasaje en mayor medida. Se podría decir que ha ganado puntos en racionalidad, algo que le hacía bastante falta.
Bajo el traje, todo es totalmente nuevo
Pasamos al interior y seguimos descubriendo novedades. La primera tiene que ver con el diseño. Aquí no hay rastro de conservadurismo, sino más bien lo contrario. Aquella consola con una pequeña pantalla integrada que definía a la primera generación del Q7 ha dado paso a una superficie moderna y limpia, con apenas unos pocos botones y una gran pantalla de 8,3 pulgadas. Todo bien presentado y fácil de usar. Aunque lo mejor quizá sea el cuadro de relojes (Audi Virtual Cockpit), que ya conocíamos en el nuevo TT, y que emplea una pantalla digital de 12,3 pulgadas que se extiende a lo largo del panel de instrumentos, en la que se proyecta toda la información relativa al velocímetro y cuentarrevoluciones, al ordenador de viaje, al navegador y al equipo de audio. El conductor puede dar prioridad a una u otra cosa en función de sus preferencias en cada momento, algo que resulta verdaderamente útil.
Y no dejamos el apartado tecnológico para hablar ahora de los asistentes a la conducción que puede incorporar el nuevo Q7, que son nada menos que 31. De todos ellos, 22 no existían en la generación anterior y algo menos de una decena son totalmente inéditos en la marca. Por poner algunos ejemplos, el Q7 puede hacer todo esto: aparcar él sólo, tanto en batería como en sentido longitudinal, y de morro o marcha atrás; avisar a los ocupantes de que no deben abrir las puertas para bajarse del coche si algo o alguien se acerca por el lateral; frenar en un cruce si existe un riesgo de colisión que el conductor no ha advertido; moverse de forma autónoma en los atascos, acelerando, frenado y controlando la dirección como es debido para guardar las distancias correspondientes; evitar atropellos a peatones en ciudad gracias a un radar que barre el entorno de forma constante? En fin, una larga lista de sistemas de última generación que sitúan al Q7 entre los más avanzados de su segmento.
El Q7 apuesta por los 6 cilindros
En cuanto a las opciones mecánicas, de momento son sólo tres. La primera es el gasolina V6 TFSI de 3 litros y 333 CV, que conjuga buenas prestaciones y un gasto razonable, mientras la segunda es el V6 TDI de 3 litros, que este caso cuenta con dos variantes, una de 218 CV y otra de 272. Más austera la primera y más prestacional la segunda, cualquiera de las dos mueve con soltura al coche, mientras sus cifras de consumo medio quedan fijadas en 5,4 y 5,7 l/100 km, respectivamente. Durante la presentación a la prensa especializada del nuevo Q7 hemos podido comprobar que no es difícil alcanzar unas cifras perecidas, al menos con los TDI. En condiciones reales se pueden rozar los 6 litros en una conducción suave, y esto es algo que no deja de sorprender en un coche que, en el mejor de los casos, pesa dos toneladas.
Otra mecánica que llegará más adelante es una híbrida que combinará un motor V6 TDI con otro eléctrico y que contará con la tracción integral quattro. Por cierto, este sistema de cuatro ruedas motrices viene de serie en toda la gama Q7, al igual que la transmisión automática Tiptronic de 8 velocidades. De momento, cabe descartar la llegada de motores de cuatro cilindros a la gama, cosa que sí veremos en alguno de sus rivales directos que están por salir al mercado.