Pruebas

Audi SQ5: el bombazo TDI

Nos subimos a bordo del Audi SQ5, el modelo más deportivo de la gama compacta de todocaminos de los cuatro aros. Un coche especial por su estética y por ser el primer Audi S con motor diésel. Las sensaciones a bordo están garantizadas.

El Audi SQ5 es la versión más deportiva de la gama Q5. Se trata de un modelo que va más allá de la practicidad propia de un todocamino, ya que además pretende saciar las ansias de los conductores que buscan sensaciones fuertes. Curiosamente, y a diferencia de cualquier otro Audi S, aquí no hay un potente motor de gasolina bajo el capó, sino uno de gasóleo.

No existe -al menos de momento- otro S con motor TDI, así que en cierto modo esto lo convierte en un modelo mas especial todavía. Pero dejémonos de preámbulos: ¿es posible que la suma SUV+deportivo+diésel funcione? A priori parecen conceptos bastante contradictorios.

Motor V6: una especie en peligro de extinción

Lo cierto es que sí, en cierta manera funciona. El Audi SQ5 es un coche bastante excitante. Y lo es, en primer lugar, por su motor. No entraremos aquí en la batalla de si un TDI es merecedor del apellido S, pero lo que sí está claro es que prestaciones no faltan. En esta época, en la que los propulsores son cada vez más pequeños y eficientes, gusta encontrarse con todo un V6 de 3 litros de cilindrada, cuya respuesta es muy contundente. Tiene 313 CV, un enorme par de 650 Nm y no sólo logra acelerar de 0 a 100 km/h en 5 segundos, sino que su capacidad de recuperación deja en evidencia a modelos de la talla de un Audi RS4.

Su funcionamiento es sedoso, no tiene apenas retraso en la entrada del turbo, logra unas prestaciones sobresalientes y su consumo? En fin, sobre el papel es bajo (6,8 litros dicen los documentos oficiales), pero a la mínima que el conductor se deja llevar por las emociones, mucho ojo, porque no es nada difícil ver cifras cercanas a los 9 l/100 km en el ordenador de viaje. Esto es normal, la magia no existe. Un buen nivel de prestaciones en un motor térmico siempre o casi siempre irá asociada a un consumo elevado, por muy diésel que sea. Eso sí, si se circula de forma relajada la cosa cambia radicalmente y en este caso será posible alcanzar valores asumibles. Responsable de ello es la caja de cambios automática Tiptronic de 8 velocidades, que puede ser muy austera en condiciones normales o todo lo contrario si quien va a los mandos así lo quiere. Pocas pegas se le pueden poner a esta transmisión, que además de rápida en las transiciones entre marchas, se muestra capaz de aprovechar al máximo las posibilidades del motor V6.

Y ya que hablamos de sensaciones fuertes, no podemos dejar de lado el apartado dinámico. Para empezar, el Audi SQ5 tiene el chasis 30 milímetros más cerca del suelo del normal y su tacto de suspensión es más firme. También la dirección tiene una puesta a punto especial y acorde a las pretensiones del coche, con un tacto mucho más directo, a veces incluso demasiado para tratarse de un todocamino. Si a todo esto le sumamos los diferentes modos de conducción (Efficiency, Comfort, Auto, Dynamic e Individual), que permiten jugar con la respuesta del motor, el cambio, la dirección y hasta el sonido, la diversión está asegurada. Por cierto, que el sonido cambia gracias al sistema de escape y hace que pasemos de percibir una melodía puramente V6 a otra más grave y ronca que, por un momento, nos puede hacer pensar que llevamos un V8 bajo el capó. No deja de ser curioso este detalle, que lo único que hace es acrecentar las sensaciones cuando vamos en marcha.

En definitiva, podemos decir que el SQ5, sin llegar a ser un deportivo con todas las letras (el peso, las dimensiones y sus inercias propias de un SUV siempre estarán ahí), sí es un coche rápido y con cierta agilidad a la hora de rodar en carreteras de todo tipo. En cualquier caso, no llega a ser un modelo ratonero y con extrema facilidad para cambiar de dirección, así que quien busque esto quizá deba apuntar a otras opciones con carrocería de turismo.

Con traje a medida

Que el SQ5 ofrezca buenas prestaciones es importante, pero que su imagen sea distintiva, quizá lo sea aún más. Por ello, este Audi se diferencia del resto de la gama por las llantas, los paragolpes, la parrilla, los retrovisores exteriores, la cuádruple salida de escape y el propio color de la carrocería, que cuenta con tonalidades específicas como el 'Azul Estoril'.

En el interior, la nota diferenciadora la pone el volante deportivo, que está achatado en su parte baja, incluye levas de aluminio para el cambio y está rematado con una costura en la parte interior del aro. También destaca la tapicería bitono, el recubrimiento del techo y los pilares en Alcántara, las molduras de aluminio en consola y salpicadero y, como no, la abundante dotación tecnológica.

Visto lo visto, ¿merece la pena adquirir un SQ5? Evidentemente, la respuesta dependerá de las prioridades de cada uno. Lo cierto es que sus cualidades de todocamino se ven mermadas en virtud de una mayor deportividad. Por otra parte, es el más caro de la gama con diferencia. Pero claro, no se trata de un coche que responda a argumentos racionales, y si de emociones se trata, aquí las hay en grandes dosis.

Ficha técnica

Motor: 3.0 V6 TDI

Potencia: 313 CV a 3.900-4.500 rpm

Par motor: 650 Nm a 1.450-2.800 rpm

Consumo mixto: 6,8 l/100 km

Transmisión: automática, 8 velocidades

Tracción: integral

Velocidad máxima: 250 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 5,1 segundos

Volumen maletero: 540 litros

Precio: 71.500 euros

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