
Tesla continúa inmersa en su particular batalla por mejorar las cifras de producción y alcanzar sus objetivos autoimpuestos, una meta que se difuminó el pasado mes de enero cuando se vio obligada a postergar su plan de ensamblar 5.000 unidades del Model 3 a la semana a finales de junio, tres meses más tarde de los previsto.
La entidad, por el momento, espera terminar el primer trimestre de 2018 con una tasa semanal de producción del Model 3 de 2.500 vehículos, un pronóstico que se corroborará en abril, pero que podría verse amenazado por el retraso originado a raíz de la supuesta mala calidad de las piezas que montan los vehículos.
Según han relatado empleados de la firma californiana a la CNBC, el 40% de las piezas fabricadas o recibidas en su fábrica de Fremont (California) requieren reelaboración. Una ardua tarea previa pormenorizada revisión que ha contribuido al retraso en las entregas de su coche de masas, el Model 3, haciendo imposible cumplir con los plazos fijados por la marca.
Para tratar de remediarlo, de acuerdo con los trabajadores, Tesla ha optado por traer equipos de ingenieros y técnicos externos a sus centros de servicio y líneas de producción. Asimismo, se envían piezas dañadas a las instalaciones de reconstrucción que tiene Tesla en Lathrop, California, en lugar de repararlas en la misma planta de Fremont, lo que dilata aún más en el tiempo el proceso.
La compañía automovilística, por su parte, ha alegado que su equipo dedicado a la reconstrucción de piezas "no rehace los coches", pues cada vehículo es sometido a un control de calidad de más de 500 pruebas e inspecciones antes de ser entregado.
Una práctica habitual en la industria
La cadena de televisión norteamericana explica que la reparación de piezas usadas y su posterior aplicación a otros coches es habitual en la industria automovilística, aunque esta acción se suele reservar para vehículos usados certificados o coches que esperan reparaciones. Sin embargo, Tesla es diferente al resto de las marcas toda vez que apuesta por un modelo de negocio de integración vertical en el que reduce al máximo el número de proveedores, lo que significa que posee y opera sus concesionarios, centros de servicio y fábricas.
No obstante, Tesla ha asegurado que no se están implementando estos materiales 'reacondicionados' en los coches nuevos para acelerar el proceso de fabricación. Si bien, la imagen de la compañía se ha vuelto a ver salpicada tras las salidas de Susan Repo, tesorera corporativa y vicepresidenta de finanzas de Tesla, y Eric Branderiz, director de contabilidad, en apenas una semana.
Esta no es la primera vez que la CNBC acusa a la automovilística de padecer problemas de calidad en sus coches. En enero de este mismo año ocurrió un episodio similar, aunque en esta ocasión hacía referencia exclusiva a problemas con las baterías, alegando la manufacturación de algunos de sus componentes y un mal control de calidad como la causa de unos módulos de batería inseguros.