
Estamos en pleno invierno, las temperaturas han bajado y parece que empieza a haber más precipitaciones. Se acerca, también, un periodo que muchos aprovechan para descansar y tomarse un respiro. Aumentan los desplazamientos en coche por ciudades, autovías y carreteras de montaña, y es precisamente en este momento cuando hay que extremar las precauciones porque las condiciones de la vía no son precisamente las mejores.
Si la semana pasada hablábamos sobre los elementos clave a revisar en el coche en invierno para evitar averías, hoy nos centramos en los puntos a tener en cuenta al conducir sobre pavimento resbaladizo:
- Mantener la calma. Parece una obviedad, pero no por ello dejaremos de citarlo. Pongamos como ejemplo que ha empezado a nevar y se acumula una gran capa sobre el asfalto. La situación se ha complicado, es cierto, pero no hay que tirar la toalla ni ponerse nervioso. En muchas ocasiones el coche puede seguir circulando sin mayor problema. Con un poco de sensibilidad al volante, neumáticos adecuados o cadenas y, sobre todo, cierta templanza, llegaremos a donde haga falta.
- Distancia de seguridad. Al conducir sobre nieve, asfalto frío o superficies mojadas, el agarre disminuye y las distancias de frenado de alargan. Y no se alargan un poco, sino bastante, especialmente en nieve. Pero sigue existiendo cierto coeficiente de rozamiento, así que lo único que debemos hacer es mantener una mayor distancia con los coches que nos rodean para poder frenar a tiempo cuando se de el caso y evitar posibles colisiones innecesarias.
- Calzado. No nos referimos al del conductor -que siempre debe ser cómodo y adecuado- sino a los zapatos del coche, es decir, los neumáticos. ¿Tienen la presión y profundidad de dibujo adecuados? ¿Llevamos ruedas de invierno o de 'cuatro estaciones' para poder ir por zonas nevadas con garantías? Si la respuesta es no en uno o en ambos casos, sólo queda montar cadenas en el eje de tracción para poder seguir avanzado con 'grip' sobre el blanco elemento. Tanto las cadenas tradicionales como las textiles sirven para salir del paso sin problemas. Evidentemente, deberemos llevarlas guardadas en el coche porque las nevadas, generalmente no avisan.
- Visibilidad. Tan importante es ver como ser vistos en la carretera. Más aún cuando las condiciones meteorológicas son adversas; y más todavía cuando cada metro ganado en una distancia de detención es crucial. Mantener el alumbrado en condiciones y hacer buen uso de él es fundamental.
- Suavidad. Una regla de oro al conducir sobre nieve, hielo o agua es evitar brusquedades de cualquier tipo. Dirección, freno y aceleración deben ser siempre más suaves para no generar inercias indeseadas que luego haya que contrarrestar.
- Las curvas. Hablando de inercias, si el coche derrapa en pleno viraje, lo normal es que suceda un subviraje (perdida de adherencia en el eje delantero) o un sobreviraje (lo mismo, pero en el trasero). Si sucede lo primero, el morro del coche quiere ir recto aunque el conductor se empeñe en girar el volante hacia el interior de curva. ¿Qué hacer en este caso? Reducir el ángulo de dirección, ese decir, quitar volante en vez de meter cada vez más. Es difícil hacer esto ya que va contra las órdenes lógicas que dicta la mente, pero generalmente se suele recuperar la trazada de esta manera. Es un ejercicio básico presente en muchos cursos de conducción segura, y funciona. En el caso de que se produzca un sobreviraje, es la trasera del coche la que parece querer adelantarnos, y en este caso toca hacer contravolante, es decir, girar la dirección en el mismo sentido hacia donde se mueve el culo y contrario hacia donde se mueve el morro. Esto ya es más natural, pero requiere cierta técnica para compensar el derrapaje adecuadamente y de forma automatizada.
- Las frenadas. Aumentar distancias y hacerlo con el coche recto. Es decir, siempre que se aproxime una curva y rodemos sobre superficie muy deslizante, lo mejor es frenar hasta la velocidad correcta antes de entrar en el viraje. De lo contrario, si frenamos en pleno apoyo -especialmente si lo hacemos con intensidad- es probable que el coche se descompense y tienda a perder la trayectoria.
- Utilizar marchas largas para no perder tracción al acelerar puede ser una buena idea. Igual que puede serlo utilizar el freno motor. Pero ojo con las reducciones bruscas, ya que pueden producir un efecto similar al de frenar con fuerza y no ayudarían a mantener la trazada sino más bien lo contrario.