
No es la primera vez que General Motors inicia contactos para deshacerse de su marca europea Opel. Pero abandonar para siempre el tercer mercado mundial (14.641.356 unidades matriculadas en 2016) plantea grandes dilemas para el gigante americano. Y para el hipotético comprador francés PSA la compra, cuyo valor se estima en 2.000 millones de dólares, también plantearía no pocas incógnitas. Opel, ¿una marca solo de coches eléctricos? El plan oculto que se tambalea ante la compra de PSA
La inclusión de Opel dentro de PSA permitiría a este simplificar y abaratar mucho su producción y a la ganar mercado con otra marca para el grupo. Los modelos más pequeños Citroën C3, Peugeot 208 y Opel Corsa podrían beneficiarse de la misma plataforma común y fabricarse en una sola planta industrial. Y lo mismo pasaría con el segmento de los compactos y sus modelos derivados, en el que los Citroën C4, Peugeot 308 y Opel Astra compartirían muchos de sus elementos mecánicos y podrían salir de una misma línea de ensamblaje. Para el presidente ejecutivo de PSA, Carlos Tavares, podría significar otro hito que completaría el círculo de su brillante gestión, después de haber salvado en 2015 a la empresa francesa de la quiebra.
¿Y el Ampera-e?
Otra cosa sería gestionar los graves problemas laborales y sociales que se generarían con las fábricas sobrantes, que ocupan a miles de trabajadores, y los difíciles acuerdos con los poderosos sindicatos alemanes que participan directamente en el sector como IG Metall. La presencia estos días en Alemania de Mary Barra, directora ejecutiva de GM, estaría en la línea de indagar sobre el terreno las consecuencias en este sentido para GM de una posible venta.
Pero también surgirían conflictos con la propia gama de modelos Opel. Por ejemplo, con el Ampera-e, un coche eléctrico muy avanzado pero que en realidad no es un Opel pues ha sido desarrollado por General Motors y se fabrica en la ciudad estadounidense de Detroit. El nuevo Ampera-e tiene ya registrados miles de pedidos en toda Europa y no sería lógico que el gigante americano renuncie a vender un producto con tanto éxito en el viejo continente, sobre todo en algunos países como Noruega. En España, se pondrá a la venta previsiblemente en 2018.
El hecho es que Opel viene siendo deficitaria para General Motors desde hace 16 años y los accionistas de la gran compañía, azuzados por los excelentes resultados recientes en el mercado americano, parecen querer cortar por lo sano. Sobre todo al constatar la incertidumbre que el 'Brexit' ha creado sobre las fábricas de Vauxhall en el Reino Unido. Pero renunciar en el futuro a tener presencia directa en un mercado tan importante y con tan enorme potencial para las nuevas tecnologías que está desarrollando GM USA tampoco parece lo más recomendable a largo plazo.