
Chris Urmson, el experto en robótica que dirigía el proyecto del auto autónomo de Google, solía decir que, cuando su hijo tuviera en 2019 edad para conducir, esa tecnología estaría disponible y no le sería ni siquiera necesario hacer el examen de conducir.
En agosto de este año, menos de un año después que el veterano de la industria del automóvil John Krafcik tomase cargo del proyecto, Urmson dejó la empresa dejando atrás mucho trabajo por terminar: lanzar un servicio de transporte público con vehículos autónomos de Google.
Pero no ha sido el único que se ha marchado, lo que ha retrasado el proyecto e, incluso, puesto en entredicho. Google, a la que antes se consideraba líder en este campo, ha perdido la ventaja de su condición de pionera frente a otras compañías que han apostado por servicios de transportes con coches autoconducidos más prácticos y menos ambiciosos, tal y como han asegurado exmiembros del proyecto y personas con conocimiento de la situación. Y es que mientras que otras firmas van pregonando y poniendo en el mercado paulatinamente los avances que van logrando en este terreno, Google se reserva. Quiere un vehículo completamente autónomo desde el primer momento.
El proyecto de Google se inició en 2009, mucho antes de que las firmas y las demás compañías pensaran seriamente en esta tecnología. Pero, cuando Singapur presentó el primer servicio de taxis autónomos en agosto, Google no era parte de él y sí una pequeña startup llamada nuTonomy, que fue quien aportó la tecnología. Por otra parte, la empresa de transporte privado Uber, fundada en 2009, pronto permitirá a los usuarios de su popular aplicación para compartir los SUVs autónomos que proporcionará Volvo.
Google ha recorrido más de 2,9 millones de kilómetros con sus pruebas en espacios públicos apostando por perfeccionar su software para que pueda resolver situaciones difíciles, como conducir en la nieve. No obstante, mientras la entidad sigue esperando a los próximos avances, algunos de sus rivales le están ganando la partida y prometen ir a más: Tesla ya ofrece funciones parcialmente autónomas en más de 70.000 de sus coches eléctricos, y Otto, una startup que dirigen exmiembros del proyecto automovilístico de Google que fue adquirida por Uber en julio, está desarrollando un sistema de conducción autónoma para camiones en las autopistas.