
Las aspiraciones automovilísticas de la tecnológica Google lleva tiempo germinando una creciente oposición entre los fabricantes de coches que, en Alemania, está cristalizando en presiones a la Administración para legislar a favor de que las Audi, Mercedes y compañía sigan preservando el control sobre sus coches frente al software de Google.
El sistema operativo de la empresa del buscador específico para los automóviles, Android Auto, ofrece la interacción entre los conductores y sus sistemas de navegación e infotenimento al estilo de lo que ya hace en los móviles, pero las marcas de coches germanas no están dispuestas a perder el control de sus coches así como así.
Preocupación entre los políticos
Por ello, la incursión de Google en los sistemas de los coches preocupa a fabricantes y políticos a partes iguales. Nadie quiere que la industria insignia del país, con un 6,5% del PIB en 2012, se diluya en importancia si Google obtiene acceso a los datos sobre los hábitos y el comportamiento del cliente y su situación en cada momento.
Y si los fabricantes alemanes que dominan el segmento de lujo tecnológicamente innovadoras no están dispuestos a seguir el juego, Google puede resultar más difícil de penetrar la industria en su conjunto. "Los datos que recogemos son nuestros y no de Google", dijo el CEO de Audi, Rupert Stadler, haciéndose eco de los comentarios del CEO de Volkswagen, Martin Winterkorn, y el de Daimler, CEO Dieter Zetsche. "En lo que se acerca a nuestro sistema operativo, que es las manos de encima."
Ya preocupados por el poder de mercado de Google, el gobierno de Merkel quiere evitar que la compañía de Mountain View geste una posición de monopolio como socio para el desarrollo de coches conectados que, en última instancia, les lleve a conducirse por sí solos. "No debemos bajo ninguna circunstancia dejar que nuestro desarrollo se vuelva dependiente de empresas como Google," defiende Joachim Pfeiffer, portavoz de política económica y energética del grupo parlamentario de la canciller alemana Angela Merkel.
El precedente de Nokia y Ericsson
Y es que las lecciones de la industria de telefonía móvil están aún frescos en la mente de ejecutivos y reguladores alemanes. A medida que más usuarios se basaban en aplicaciones y servicios móviles de Android, Google obtuvo el poder suficiente como para obligar a fabricantes de teléfonos como Samsung y HTC a adoptar su sistema operativo, despojándolos en gran parte de sus fortalezas individuales; en cinco años, de hecho, los fabricantes europeos Nokia y Ericsson dejaron de fabricar teléfonos en buena medida por no ceder ante esta tendencia.
Cuando el ministro de Economía y Energía, Sigmar Gabriel, se reunió con el presidente de Google, Eric Schmidt el 14 de octubre en Berlín, aseguró que "admira a Google pero también admiro a las habilidades de un ingeniero que puede construir un coche". Y, por ello, la Unión Europea quiere establecer su propia "arquitectura de datos" para apoyar el crecimiento económico.
La preocupación de los políticos alemanes por este tema quedó clara en un documento de posición que los democristianos de Merkel presentaron en la conferencia anual del partido en Colonia el pasado 10 de diciembre. "Pronto, las prestaciones de los sistemas digitales de los coches tendrán un papel tan grande en las decisiones de compra de los consumidores como la empresa que construye el coche", rezaba dicho documento. el partido escribió. La conducción mejorada a través de Internet "abre un enorme potencial para los fabricantes de automóviles y proveedores alemanes, que son principalmente medianas empresas".
Google se defiende
Google anunció su Open Automotive Alliance. Estructurada como una asociación con los fabricantes de coches, este proyecto tiene como objetivo acercar la plataforma Android a los vehículos. Pero los prodcutores alemanes han tardado en unirse y, aunque Volkswagen ya ha confirmado su participación del programa, Mercedes y BMW son, hasta el momento, los ausentes más destacados; la primera se encuentra en "conversaciones" con Google mientas que la segunda aún debe considerar si ofrecer Android Auto en sus coches mientras se mueve hacia la competencia del sistema operativo abierto, el CarPlay de Apple.
Google, por su parte, se encuentra en "conversaciones" con los fabricantes de automóviles para desarrollar tecnologías que recorten el número de accidentes, reduzcan las emisiones con rutas de transporte más eficientes, etcétera, según reconoció Jens Redmer, director de desarrollo de negocios de la compañía para Europa, Oriente Medio y África, el mes pasado.
Una de las claves será la creación de una base de datos compartida para intercambiar y analizar información con los fabricantes, dijo. "Nos vemos como socios en lugar de alguien que pone todo el negocio patas arriba", afirmó entonces Redmer.
Los operadores móviles como intermediarios
En cualquier caso, los fabricantes de automóviles podrían simplemente buscar en otra parte. Compañías telefónicas como Vodafone o Deutsche Telekom AG están esperando para actuar de intermediarios entre aquéllos y las empresas de software.
Con los productores de vehículos deseosos de mantener el control, Vodafone funcionaría sólo cómo un conducto para la información, explica Erik Brenneis, que dirige la división de negocio de los coches conectados de la compañía británica. De este modo, a diferencia de lo que a priori haría Google, Brenneis asegura que Vodafone no interferiría en la experiencia de los conductores mediante, por ejemplo, el envío de cupones para el McDonald's más cercano . "No queremos desafiar a los fabricantes sobre qué hacer con los datos".