Motor

¿Han recuperado los coches americanos el exitoso diseño de los años 50 y 60?

Tras la quiebra de General Motors en 2009, uno de los mayores fiascos históricos de la industria estadounidense, la decadente Detroit se vio obligada a refundar sus principios para poner fin a una crisis acentuada por la bancarrota, pero que venía gestándose desde hacía décadas. Una crisis de estilo.

Lo detectó al momento Ed Welburn, diseñador jefe de GM, quien cansado de oír las malas noticias que llegaban sobre la empresa, reunió a todo su equipo, formado por 300 miembros, y les instó a levantar su moral para edificar los cimientos del futuro de la histórica compañía.

"Sois mejor de lo que se está diciendo de General Motors. Vamos a sobrevivir a esto y cuando salgamos de este oscuro período, todo el mundo va a fijarse en nosotros para ver qué somos capaces de hacer. Y van a mirar al diseño", expuso entonces Welburn. Y es ahora cuando aquel motivador discurso está dando sus frutos. Tras la charla de Welburn, el equipo de diseño de GM materializó, en sus propias palabras, "algunos de sus mejores trabajos sin discusión".

¿El nuevo diseño americano?

Y, como contagio de esos rompedores diseños, también los vecinos Chrysler y Ford se dejaron llevar por la nueva corriente que, casi sin querer, acababa de nacer. Nuevos y distintivos diseños que no se veían en décadas como los de la berlina deportiva Cadillac ATS, el familiar Ford Fusion o el Jeep Grand Cherokee, son los que están animando las ventas de automóviles en Estados Unidos en plena poscrisis. Hasta tal punto que, incluso, el 'Big Three' ha vuelto a ganar cuota de mercado en Norteamérica por primera vez en 20 años.

Precisamente, la crisis económica ha tenido mucho que ver en esa tendencia de que el estilo vuelva a vender coches en EEUU. Durante muchos años la demanda se estancó por la pobre situación financiera de las familias, de modo que ahora hay una gran bolsa de potenciales compradores que ansían tener un automóvil mucho más sugerente que el que llevan conduciendo durante más de una década. "La seguridad es lo de menos", afirma Jeff Schuster, analista de la compañía investigadora LMC Automotive. "En lugar de su coche práctico, los compradores están buscando algo con un atractivo más personal."

Según buena parte de los expertos, Detroit trabaja ahora un diseño que no se veía desde la década de los cincuenta, con míticos automóviles como el Chevrolet Corvette Stingray. "La industria huyó del diseño y de lo que había provocado realmente el crecimiento y la pasión por los coches en los años 30, 40 y 50", asegura Schuster, para quien "Detroit está tratando de encontrar esa conexión de nuevo" con sus nuevos diseños.

Antídoto contra la crisis

No es la primera vez, en cualquier caso, que la industria del automóvil estadounidense se vale del diseño para fijar puntos de inflexión tras diversas crisis. Un buen ejemplo es el de Ford. Tras el fin de la II Guerra Mundial, la firma del óvalo aún adolecía de los achaques provocados por sus grandes esfuerzos en la guerra. Pero entonces surgieron revolucionarios vehículos que han pasado a la historia del automóvil por su espectacular diseño: el Thunderbird en los 50, el Mustang en los 60, el Taurus en los 80...

"Cada vez que Ford ha estado contra las cuerdas, ha sido el diseño el que, de alguna manera, le ha permitido emerger de nuevo como una empresa de éxito", relata J. Mays, diseñador jefe de la compañía desde 1997. Ahora, es el turno del Ford Fusion, que desea situarse como la referencia entre los coches familiares a partir de un lujoso diseño (no hay que olvidar Ford viene de tener en sus filas a Jaguar o Aston Martin) que ha querido romper por completo con el del Toyota Camry, líder indiscutible del segmento.

Pero no siempre se rompe con lo establecido. Otras veces aquel exitoso diseño de mediados del siglo pasado sirve para resaltar el nuevo atractivo. Véase, por ejemplo, el caso del nuevo Chevrolet Corvette, que también ha recuperado su 'apellido' Stingray y que se ha convertido, a partir de un diseño que recuerda al original, en un símbolo de la recuperación de la matriz General Motors.

Welburn, el héroe en la sombra

Por fin Welburn ve la confianza recuperada en sus estudios, gracias a su trabajo en vehículos como el Cadillac ATS o en el nuevo Chevrolet Impala, que recupera (de nuevo esa palabra) su agresiva parrilla a modo de nariz de tiburón. Pero no sólo en GM, Welburn también ve ese cambio al otro lado de la ciudad, en Ford y Chrysler, de quien afirma nunca han sido más competitivos.

"Veo un verdadero renacer del diseño y del arte en esta ciudad. Para las personas creativas, las experiencias de la vida son la base de su creatividad. Las cosas estaban difíciles y la situación era un poco frenética, pero todo eso tuvo su influencia", concluye.

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