Motor

Ford, cara y cruz en el cambio de tendencia en EEUU hacia coches más pequeños

El fabricante de automóviles estadounidense Ford acaba de confirmar que empezará a comercializar su motor Ecoboost de 1 litro, el más pequeño de su gama y uno de los gasolina más eficientes del mercado, en Norteamérica. En otro sitio, este anuncio no sería sino una mera novedad más, pero al tratarse de Estados Unidos, la llegada de este revolucionario propulsor representa el paradigma de un evidente cambio en el mercado del automóvil en aquel país.

La llegada al Ford Fiesta en EEUU del 1.0 Ecoboost, designado Motor Internacional del Año, se antoja como un símbolo que representa la confirmación del fenómeno del dowsizing en el mercado estadounidense: allí, los conductores optan cada vez por coches más pequeños y eficientes, en contra de la tradición de dominio de los grandes todoterrenos y automóviles con el característico "músculo" americano.

El contexto de la evolución

Las causas de esta nueva inclinación, como suele ocurrir en cambios de tendencia de este calado, son muchas y muy variadas pero, de entre ellas, se pueden destacar algunas como las siguientes:

- Concentración de vehículos en las grandes ciudades: en EEUU no son ajenos a la tendencia global del éxodo rural hacia las grandes ciudades, lo cual provoca grandes concentraciones de individuos, y por tanto de automóviles, en los entornos urbanos.

- Economía debilitada: la crisis económica global también afecta a las familias estadounidenses, que cada vez miran más su bolsillo a la hora de comprar un automóvil nuevo; y los más pequeños son los más baratos. Esta condición, por ejemplo, también ha repercutido en otro destacado cambio de tendencia entre los conductores en aquel país: cada vez con más frecuencia, los estadounidenses van dejando de lado su tradicionales coches automáticos para pasarse en masa al cambio manual.

En este contexto, existe otro factor que parece haber influido notablemente en el cambio a coches más pequeños: con la crisis, ha caído la actividad comercial en Estados Unidos y ello ha repercutido en la venta de automóviles de todoterrenos, SUVs o pick-ups; es decir, aquellos segmentos tradicionalmente objeto de compra para uso laboral y comercial.

- La economía de combustible: pese a que en EEUU los conductores pueden llegar a pagar hasta la mitad de precio por un litro de gasolina que por ejemplo en España, el progresivo encarecimiento de los carburantes también lleva a aquéllos a replantearse la opción de adquirir coches más eficientes que les permita ahorrar en el consumo.

Además, por otro lado, la sociedad estadounidense también empieza a tomar conciencia de la importancia de reducir su dependencia en la movilidad de los combustibles fósiles; prueba de ello es la reciente norma impulsada por la Administación Obama que establece nuevos estándares para la fabricación de vehículos en lo que a su consumo se refiere: para 2025, los coches en EEUU deberán ser el doble de eficientes que en la actualidad y, en orden de su cumplimiento, los fabricantes deben empezar a buscar soluciones que persigan ese objetivo; y en este sentido, el motor 1.0 Ecoboost de Ford es un buen ejemplo de ello.

- Cambio en la percepción de los "pequeños": a diferencia de lo que sucedía en décadas anteriores, los coches más pequeños han demostrado que también pueden entregar grandes prestaciones y tener un nivel de equipamiento similar al de vehículos más grandes. De este modo, disfrutar de un automóvil en su sentido más pleno ya no está sólo limitado a los coches de segmentos más altos.

- Sentido ecologista: aunque éste es el factor menos influyente en el cambio de tendencia a menores tamaños, la mayor conciencia ecológica del público general también contribuye a la compra de coches más pequeños, que, salvo en contadas excepciones, suelen ser más limpios que los grandes.

Una amenaza para Detroit

Pero todas estas ventajas que ofrece la nueva preferencia de los conductores estadounidenses por los vehículos de menor tamaño tienen su contrapunto en el negocio de los fabricantes de automóviles que operan en el país, y más concretamente en la amenaza para los productores locales. El paradigma de esta situación, precisamente, también lo representa mejor que nadie Ford: la compañía de Detroit ha admitido que sus márgenes de beneficios se están contrayendo a causa precisamente del downsizing del automóvil.

"Seguimos viendo cómo los consumidores se decantan por la compra de menos camionetas y más coches pequeños. Y esos vehículos tienen menores márgenes de beneficio", explicaba la semana pasada Mark Fields, presidente de Ford América, en declaraciones recogidas por Bloomberg. Para Ford, cuyo modelo más vendido en EEUU es su emblemática camioneta F-150, el cambio de tendencia en el público local supone un incipiente quebradero de cabeza. De momento, en sólo un año, la marca del óvalo ha perdido 1,6 puntos en su cuota de mercado en EEUU.

Sin embargo, Ford, y aquí coincide con la estrategia de General Motors o de Chrysler, está lejos de dar por hecho el cambio total a los coches pequeños y aún tiene esperanzas de una recuperación del segmento de pick-ups y todocaminos.

¿La razón? El Big Three confía en que el repunte en la construcción de viviendas en EEUU vaya acompañado de un aumento en las ventas de estos vehículos, tradicionalmente escogidos por estos constructores. La apuesta por este segmento, como muestra por ejemplo la contratación de 1.000 empleados por Chrysler para la fabricación de su nueva camioneta Ram, seguirá siendo firme y decidida. Al menos de momento.

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