
Las carreteras de Estados Unidos están perdiendo su toque distintivo con respecto al resto del mundo. En los últimos meses, las ventas de coches con transmisión manual se han duplicado en el país norteamericano, rompiendo la tendencia de conducción automática que tanto ha caracterizado a sus conductores tradicionalmente. Pero, ¿cuáles son las razones?
Aún es pronto para hablar de amenaza para la transmisión automática -por el momento, sólo el 6,5% de las nuevas matriculaciones en abril equipaban cambio manual, según datos de Edmunds.com-, si bien llama la atención su crecimiento exponencial en el último año hasta duplicar sus cifras; más si cabe cuando sólo el 19% de todos los modelos disponibles en el mercado de EEUU ofrecen la posibilidad de equipar transmisión manual.
Pero, ¿cómo se explica esta inesperada alteración de la tendencia, especialmente en un momento en el que los cambios automáticos son mejores que nunca? Desde luego, el viejo argumento de que son más eficientes y económicos se ha quedado desfasado: hoy en día, la transmisión automática ha igualado, e incluso mejorado, los niveles de consumo de sus homólogas manuales.
¿Cuál es la causa del cambio de tendencia?
De este modo, la creciente preferencia de los conductores de EEUU por el cambio manual se explica mediante cuatro razones apuntadas por varios medios estadounidenses:
- Precio: los modelos manuales son en torno a 1.000 dólares más baratos que las versiones automáticas y ello, en un momento de crisis como el actual, se está dejando notar en los concesionarios locales.
- Carácter: no es algo que esté muy extendido en EEUU, pero cada vez más sus conductores están aprendiendo a valorar, como lo han hecho tradicionalmente los europeos, la mayor diversión de conducir cambiando las marchas de forma manual.
- Fidelidad: quienes conducen coches con transmisión manual acostumbran a repetir a la hora de comprar un nuevo coche. Así, se explica que la media haya ido creciendo durante los últimos años.
- Más fácil y cómodo: con el avance de la tecnología, los pedales de embrague son mucho más suaves y cómodos, por lo que requieren un menor esfuerzo en el cambio de marchas.