Motor

Invasión occidental en China: la mitad de su automoción, a punto de desaparecer

Tres décadas después de que China implementara la norma que exige a los fabricantes de automóvil extranjeros la formación de una joint-venture (alianza empresarial) con una compañía local a la hora de desembarcar en el país, los resultados arrojan una doble perspectiva: ciertamente, ha creado millones de empleos y ha atraído poderosas inversiones al mercado chino, pero al mismo tiempo ha hecho un flaco favor a la consecución del objetivo final de dicha norma: la construcción de fuertes marcas locales.

"Hemos estado intentando intercambiar acceso al mercado por tecnología, pero apenas hemos recibido tecnología punta en los últimos 30 años", afirma Liao Xionghui, vicepresidente del fabricante chino Lifan Industry Group Co. "La industria de automoción china se encuentra aún en su infancia. ¿Cómo puede alguien de dos años ganar a alguien que tiene 30?".

La mitad de la industria local desaparecerá en tres años

Esta situación se traduce en una marcada pérdida de la cuota de mercado para los 171 productores locales: hasta en un 25% han caído sus ventas como consecuencia de la preferencia de muchos consumidores por marcas de General Motors o Volkswagen AG. Tal circunstancia podría provocar que, según estimaciones de la organización patronal, más de la mitad de esas 171 compañías podrían desaparecer en los próximos tres años.

Con las marcas extranjeras y las mixtas (fruto de las alianzas con firmas locales) acaparando un 63% del mercado en el mes de julio, las empresas domésticas atienden a una caída del 12,2% de su parte del pastel en apenas un año y medio. "Hay una percepción de que las marcas internacionales tienen más tecnología, en muchos casos mejor que su artesanía", precisa Joe Hinrichs, presidente de Ford para Asia Pacífico y África.

La política de joint-venture ha fracasado en su objetivo de crear marcas competitivas porque los chinos han ido creciendo independientemente de los beneficios procedentes de la fabricación de origen extranjero, descuidando casi sin querer a sus propias marcas. Porque al final los aliados extranjeros no están dispuestos a transferir tecnología punta a sus socios locales, por miedo a que éstos acaben superándoles en un mercado tan suculento como el chino.

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