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Así son los cinco posibles desenlaces 'monetarios' de Grecia

Grecia y la Eurozona se enfrentan a un futuro incierto. Son varias las posibilidades que tiene Atenas en caso de que ocurra un cambio en las relaciones entre el área monetaria y Grecia, aunque la mayoría de los economistas creen que al final se llegará a un acuerdo que mantenga la actual composición de la zona euro, existen diferentes desenlaces.

Según describe The Wall Street Journal, estos son cinco los escenarios 'monetarios' que se presentan en el futuro para Grecia:

- Grecia se mantiene dentro de la Eurozona: esta es probablemente la opción que causaría menos efectos en la economía helena. El Banco Central de Grecia mantendría el acceso a la liquidez del BCE, lo que mantendría con vida a los bancos privados del país. Dentro de esta opción también se incluirían algunas cesiones en las reformas que piden las 'instituciones' a Grecia, pero también cobra cada vez más fuerza la posibilidad de que se permita a Grecia reestructurar su deuda.

-Grecia mantiene el euro como su divisa pero fuera de la Eurozona: más conocida como la 'opción Montenegro'. Si Grecia termina saliendo del área monetaria este sería el escenario más probable. El euro seguiría circulando por el país, pero el banco central heleno perdería el acceso a la liquidez del BCE, lo que tendría un efecto negativo sobre el sistema financiero de Grecia. Andorra, Mónaco o San Marino también utilizan este sistema con el euro. Otro caso curioso es del Ecuador, que utiliza el dólar como si fuera su divisa.

- Tipo de cambio convertible: en este caso, Grecia crearía una nueva moneda pero estaría ligada al euro, tal y como hizo Estonia con el marco alemán en 1992, justo después de lograr la independencia de la Unión Soviética. La cantidad de nuevos dracmas en circulación estarían limitados por el tamaño de las reservas de divisas del banco central de Grecia. Con este sistema los bancos griegos no podrían acudir al BCE como prestamista de último recurso (acceso a liquidez en momentos comprometidos) y el banco central de griego tampoco podría imprimir divisa de forma libre.

- Un sistema dual: en esta situación el euro y unos págares emitidos por Grecia circularían juntos durante un tiempo. Estos pagarés comenzarían a circular con más intensidad cuando los euros comenzasen a escasear y el banco central y el Gobierno tuvieran que empezar a crear más papeles (pagarés) para cumplir con su pagos. Los euros tendrán más valor, por lo que la gente comenzará a guardarlos a modo de inversión en lugar de gastarlos, por lo que el los pagarés terminarían siendo la divisa usada, un nuevo dracma sería la única divisa en circulación.

- El nuevo drachma: al igual que ocurre en el caso anterior, el nuevo drachma no puede implantarse de un día para otro. Pero sí comenzar a flotar en el mercado desde el primer día. Lo más probable es que el nuevo drachma se depreciara nada más comenzar a cotizar, lo que convertiría a bancos y otras instituciones en insolventes, puesto que no podrían afrontar sus deudas denominadas en otras divisas. La parte positiva es que esa devaluación permitiría que la demanda externa (exportaciones) de los bienes y servicios griegos creciera a corto plazo. Sin embargo, si este crecimiento de las exportaciones no se acompaña de políticas económicas prudentes, pactos de rentas y control de la inflación, el efecto de la devaluación se diluiría a medio plazo.

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