Divisas

La libra, a la deriva en algún punto entre el euro y el dólar

Hasta hace unos pocos meses, Estados Unidos y Reino Unido pugnaban por ser el país occidental que primero saliese de la crisis, pero en pleno 2015, la brújula de la recuperación se orienta hacia el oeste. La libra navega por el Atlántico persiguiendo al dólar, pero atrapado por los vaivenes del euro.

Un país anglosajón encadenado al euro por su proximidad geográfica a la eurozona. Así es el Reino Unido. Un país en el que los mercados financieros mueven una gran parte de la economía y que ha encarado la crisis con políticas monetarias expansivas como su hermano Estados Unidos, pero que se ve afectado por los terremotos que ha generado la eurozona en todos los años de la crisis. Los lazos comerciales con sus socios europeos son tan amplios que la recuperación del país se ha visto lastrada en los últimos meses por las dudas de Europa.

De hecho, hasta mediados de 2014, el debate en el seno del Banco de Inglaterra (BoE) era el mismo que en la Reserva Federal (Fed): llegaba el momento de empezar a subir los tipos de interés para no generar desequilibrios en el mercado. Sirva como ejemplo la fuerte subida del precio de la vivienda, que lleva un año escalando a un ritmo superior al 9 por ciento interanual cada mes. Además, la economía del país crece a buen ritmo: el PIB avanzó un 2,7 por ciento en 2014, el dato más alto desde el inicio de la crisis.

Sin embargo, hay un indicador que quita el sueño a los líderes del Banco de Inglaterra: la inflación. El Reino Unido ha importado tendencias deflacionistas de la eurozona debido a la caída del euro, lo que provoca que sus importaciones se abaraten y frene más los precios. El IPC del país cayó en enero hasta el 0,3 por ciento y los economistas consultados por Bloomberg prevén un frenazo mayor, hasta el 0,1 por ciento, en los datos de febrero. Los propios líderes del BoE mostraron su preocupación por la fuerte subida de la libra contra el euro y su impacto en el IPC. En las últimas tres décadas, Reino Unido nunca tuvo una inflación negativa, lo que muestra la importancia de esta corriente desinflacionista actual.

En definitiva, la primera subida de los tipos de interés del país no será tan pronto como en EEUU, pero no se retrasará mucho más si la economía se sigue recuperando al ritmo actual. "En este escenario de una evidente ausencia de inflación, el BoE no tendrá ninguna prisa en endurecer su política", explica el equipo de análisis de Wells Fargo. "Dada la fuerte situación del empleo y el aumento de los salarios, creemos que los mercados están infravalorando la probabilidad de una subida de tipos a finales de 2015", explica el equipo de Ebury. En efecto, si el IPC sorprende a los inversores podría acercar más de lo esperado la subida de tipos y la libra se dispararía con más fuerza. "El crecimiento económico robusto y la probable recuperación de la inflación hacia final de año soportará la subida de la libra contra la moneda común", explican desde Barclays.

La mayor parte de las grandes casas de análisis ve todavía recorrido alcista a la libra durante este año desde los 1,38 euros por libra actuales (en el año, ha subido un 7,4 por ciento contra el euro y ha caído un 4 por ciento frente al dólar). Credit Suisse e ING ponen el tipo de cambio en 1,47 euros y Wells Fargo, RBS y Nordea en 1,45 euros. Esta tendencia alcista de la libra contra la moneda común beneficiará a los inversores de la eurozona que lleven sus ahorros al país.

Los mejores valores para invertir en libras

Shire

La farmacéutica irlandesa Shire sigue imparable. Cotiza en máximos históricos y se ha convertido en uno de los cuatro valores más alcistas del Ftse 100 en 2015. La compañía, que a principios de año se protegió ante una posible opa con la compra de la estadounidense NPS, acumula ganancias superiores al 30 por ciento desde enero en las carteras de los inversores de la zona euro si se incluye el cambio de divisa. Una de las fortalezas de la firma es que aunque el aumento de sus beneficios no se disparará en los próximos años, sí será constante. Este año podría ganar un 14 por ciento más y en 2016 elevaría las ganancias otro 16 por ciento. Todo con unos márgenes que rondarán el 35 por ciento este ejercicio.

Ashtead

Comprar títulos de la compañía británica de alquiler de equipos industriales y de construcción Ashtead no solo es una forma de beneficiarse del cambio entre el euro y la libra. El grupo, que forma parte del índice mundial de 'elEconomista' Eco30, tiene una elevada exposición a EEUU, ya que un 85 por ciento de sus ingresos procede de su filial estadounidense, según recoge 'Bloomberg'. En solo cinco años, su capitalización se ha multiplicado por 13 hasta tocar en febrero su máximo histórico acercándose a los 6.000 millones. Solo una de las trece firmas de inversión que siguen el título sitúa su valoración por debajo de los precios actuales. El potencial, según el consenso de mercado, es del 16 por ciento.

Barclays

Un inversor español que comprase acciones de Barclays a finales de 2014 acumularía ganancias superiores al 11 por ciento, donde 8 puntos llegan solo por el efecto divisa. La entidad es la mejor opción entre la gran banca británica. En estos momentos, es el tercer mayor banco por capitalización bursátil del país por detrás de HSBC y Lloyds, y niguno de estos dos cuenta con la recomendación de compra que sí posee Barclays. Otro de sus atractivos es el dividendo. La entidad abona cuatro pagos al año y, según el consenso de mercado de 'Bloomberg', la retribución podría subir un 53 por ciento con cargo al beneficio de ese año. Esta remuneración ofrecería al inversor cerca de un 4 por ciento.

Prudential

La aseguradora Prudential, que forma parte de la cartera de 'elMonitor', es otra de las firmas británicas que se encuentra en máximos históricos tras subir un 14 por ciento en 2015 y remontar la caída que sufrió la semana anterior tras la salida de su consejero delegado, fichado por Credit Suisse. Además de su recomendación de compra, cuenta con una atractiva retribución. No tanto por la rentabilidad que ofrece, que ronda el 2,4 por ciento, sino porque en la última década no ha dejado de elevar el dividendo pese a la crisis y los expertos prevén que podrá mantener esta política de pagos crecientes en el futuro, algo que valoran mucho los gestores. La retribución podría subir un ligero 1,5 por ciento este año.

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