
Rusia se encuentra en un callejón sin salida. La caída del precio del petróleo, la depreciación imparable del rublo y la fuga de capitales están conduciendo al país de Putin hacia una situación complicada. El 'default' o impago de la deuda gana cada día más peso, el precio de los CDS sube y la quiebra de las finanzas públicas no parece tan lejana como hace unos meses. ¿Por qué vive Rusia esta situación justo ahora?
La publicación británica The Economist señala que la principal entrada de dólares en la economía rusa provenía de las exportaciones de petróleo. Pero la caída del precio del barril en casi un 50% y la competencia en el sector está minando la entrada de 'billetes verdes' en Rusia.
Esto se plantea como un problema considerable para el conjunto de la economía. Y es que la borrosa frontera existe entre el Estado ruso y sus grandes empresas hace que los grandes inversores unan en sus planteamientos la deuda externa de ambos en un sola cuenta.
Lo que significa que la deuda externa conjunta (Estado y grandes firmas rusas) es de 614.000 millones de dólares, mientras que las reservas de divisas se sitúan en 370.000 millones de dólares. Por lo que si hoy vencieran todos los pagos de deuda emitida por Estado y empresas no se podrían afrontar dichos vencimientos. Obviamente esto es algo que no va a ocurrir.
Ante esta situación, las agencias de rating han publicado notas y documentos pesimistas sobre el futuro de la economía del país más grande del mundo, además de rebajar la nota de la deuda emitida por Rusia.
Pero lo que realmente ha llevado a que la crisis se haya acelerado de forma abismal a partir del 12 de diciembre, fue una emisión de bonos de Rosfnet (uno de los gigantes energéticos rusos) denominada en rublos que alcanzó los 11.000 millones de valor. Los bonos emitidos se colocaron con un interés menor a los bonos estatales. El Banco de Rusia los aceptó rápidamente como colateral, lo que fue visto como algo preocupante, el vinculo entre la deuda de esta empresa y el Estado ruso es casi total.
Y es que aunque el banco central de Rusia ha tomado medidas contundentes, la depreciación del rublo frente a las principales divisas ha continuado. Una de las opciones que baraja el semanario británico consiste en acordar con sus acreedores una extensión del vencimiento de las deuda emitida en dólares para ganar tiempo.
Por otro lado, el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, ha pedido a las empresas exportadoras rusas que amplíen la conversión de sus ingresos en divisas extranjeras a rublos. Una medida que busca aumentar la demanda de rublos en el mercado de divisas y detener así la caída en picado de la divisa rusa.
Mientras que la tercera opción, y la más drástica de todas ellas, sería imponer un control sobre los capitales. De este modo se frenaría la fuga que se está produciendo y la conversión de rublos en otras divisas, consideradas ahora mucho más seguras.