
La guerra de la banca en los créditos al consumo, que proporcionan al sector una mayor rentabilidad, ha provocado el primer repunte importante de la morosidad en este segmento desde que se reactivó su actividad como consecuencia de la recuperación de la economía.
Los préstamos impagados para financiar el consumo duradero de las familias avanzó se disparó en el tercer trimestre del año un 26,9%, según los últimos datos del Banco de España. La financiación dudosa ha escalado de los 1.171 a los 1.486 millones de euros de junio a septiembre.
Este importe, pese al salto, aún es relativamente pequeño, pero coincide en pleno boom del crédito al consumo. La tasa de morosidad se sitúa en el 3,5%, la mitad que en 2013, cuando rozó el 7%.
En los últimos años, este tipo de préstamos han sido experimentado un crecimiento y todas las entidades han puesto el foco para aumentar sus ingresos y compensar la caída del stock de hipotecas y los tipos de interés negativos.
De hecho, mientras el volumen de financiación global aún desciende el destinado para adquisición de bienes registra aumentos desde 2014. En los que llevamos de ejercicio, las entidades han incrementado un 18%, hasta los 42.826 millones de euros.
Crecimientos elevados
El crecimiento es muy superior, más del doble, que el que se produce en la eurozona, según resaltó en un reciente estudio el BCE. Incluso, destacó que era el único componente de la actividad crediticia al sector privado que exhibe una tasa positiva, sobre todo, por la reactivación de la economía y por las caídas durante los peores años de la crisis.
Parte de estos préstamos están vinculados a tarjetas de crédito, un medio de pago que los bancos están incentivando por los tipos de interés que llevan aparejados y por las comisiones.
Los expertos empiezan a advertir de que no se está produciendo un equilibrio entre las alzas de las rentas de las familias y del endeudamiento a través de este tipo de préstamos.
En el segmento para la compra de pisos la morosidad continúa su tendencia bajista y, se incluyen los recursos otorgados para la rehabilitación, los impagados también bajan en el tercer trimestre. En los primeros meses del año, estos últimos experimentaron una ligera subida. A cierre de septiembre, la dudosidad para el conjunto de la financiación a los hogares relacionada con la vivienda descendió hasta los 24.847 millones (23.630 millones vinculados a operaciones para adquisición del inmueble), lo que deja la tasa en el 4,7%.
Por su parte, las insolvencias que más descenso registran son las relacionadas al sector promotor, principalmente por la mejora del sector, la limpieza realizada y la venta de carteras llevada a cabo por la banca en los últimos meses -y no se incluye la macroperación del Santander con Blackstone, que aún no está cerrada-. La morosidad de las empresas inmobiliarias retrocede en 2.243 millones, es decir, un 9% en tres meses. En lo que llevamos de año la bajada llega al 26,1%.
En la actualidad, el importe moroso se sitúa en 22.762 millones, una cuantía tres veces inferior a la de 2013, cuando alcanzó máximo históricos.