
Hace una semana Italia parecía dispuesta a hace "todo lo que fuera necesario" para salvar sus bancos de los efectos del Brexit, según explicaba el primer ministro Matteo Renzi. En aquellos días, con los valores de la banca transalpina que se hundían y la Bolsa de Milán que sufría la peor sesión de su historia, Roma estudiaba crear un fondo de 40.000 millones de euros pidiendo ayuda a Europa a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), como hizo España hace 4 años.
Ahora, sin embargo, el plan que Renzi y su ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, están ultimando prevé muchos menos recursos, por un total de 5.000 millones de euros.
Mientras, la Comisión Europea ha autorizado a Roma para conceder avales como medida de precaución para apoyar a los bancos. Un programa extraordinario que podría sumar hasta 150.000 millones de liquidez avalados por el Gobierno hasta final de año y que, sin embargo, constituye una protección en caso de emergencia, pero no resuelve los problemas de una banca lastrada por 360.000 millones de prestamos problemáticos, de los que 200.000 no son exigibles.
No es la primera vez que los planes para salvar la banca italiana acaban en mucho ruido para pocas nueces. El escollo siempre es el mismo: Alemania ya no quiere oír hablar de rescates con dinero publico, ni con fondos europeos, ni con fondos estatales. Así que, a pesar de la intención de unirse frente al Brexit, la canciller alemana Angela Merkel y Renzi cerraron con una polémica la ultima cumbre europea.
"Acabamos de trabajar para tener nuevas normas sobre la recapitalización y no podemos cambiar todo cada par de años", dijo Merkel, recordando, con respeto a las peticiones de Italia que insiste en derogar las normas en vigor: "El actual impacto normativo es adecuado y ofrece la posibilidad de afrontar las peticiones de cada Estado miembro".
Decepción y ataque
Renzi, decepcionado por el fracaso de su iniciativa, reaccionó atacando: "Las reglas se cambiaron por ultima vez en 2003 para dejar que Francia y Alemania superasen el techo del 3% del déficit. Entonces el Gobierno de Berlusconi aceptó violar las reglas para hacerle un favor a Francia y Alemania: esto ocurrió en el pasado y no ha vuelto a ocurrir".
El primer ministro, que lleva tiempo prometiendo una cura para los males de la banca, subrayó que el problema de Italia es no haber realizado una inyección de dinero publico cuando ésta era posible. "El problema de los bancos se hubiera debido resolver en el pasado", añadió, culpando al Gobierno tecnócrata de Mario Monti y a su sucesor, Enrico Letta, que no pidieron rescatar a las entidades en apuros con recursos del Estado o con ayudas europeas: "Alemania puso sobre la mesa 247.000 millones de euros para rescatar a sus bancos, mientras los primeros ministros italianos no lo hicieron".
La única intervención aprobada por Monti fue un préstamo de casi 4.000 millones de euros a Monte dei Paschi di Siena (MPS). Sin embargo, para respetar las normas europeas sobre las ayudas de Estado, tuvo que emitir bonos y financiar MPS a precios de mercado. La intervención ha resultado demasiado cara para la entidad, que no ha conseguido recuperarse y sigue estando entre los bancos italianos con más problemas.
Alternativas
Ahora, si Alemania sigue impidiendo rescates con dinero publico, la situación creada por los llamados bonos-Monti amenaza con repetirse. De hecho, el programa de avales recién aprobado por la Comisión Europea se pondrá en marcha, en caso de necesidad, a través de nuevas emisiones de bonos garantizados por el Tesoro de Roma.
Como alternativa, para estar dentro de los limites europeos, Renzi y Padoan están estudiando inyectar nuevos recursos en Atlante, fondo creado hace un par de meses para garantizar las ampliaciones de capital de dos bancos medianos: Veneto Banca y Popolare di Vicenza. Atlante se lanzó con una dotación de 4.000 millones, procedentes de las grandes entidades italianas. Pero ahora, mientras toda la banca vacila, Roma ya no puede pedir que los bancos grandes cubran las pérdidas de los más pequeños. Y tras las dos ampliaciones de capital de Veneto Banca y Popolare di Vicenza, a Atlante sólo le quedan 1.700 millones. Así que el Gobierno busca recaudar fondos fuera del sector.
El Ministerio de Economía estudia usar SGA, sociedad utilizada en el pasado para limpiar los balances de entidades publicas antes de su privatización. SGA tiene la ventaja de tener activos disponibles por casi 500 millones de euros que podrían revitalizar el fondo Atlante. Además, Roma quiere pedir nuevos recursos al banco postal a control publico CDP, que ya ha contribuido con 500 millones a la primera ronda de financiación de Atlante. Todo lo demás, sin embargo, tendrá que venir de inversores privados. Según la prensa italiana, Roma está negociando con unos cuantos fondos de pensiones, así como con alguna firma de capital riesgo.