Banca y finanzas

¿Qué pasará tras los test del BCE a la banca? ¿Volverá el crédito?

  • Las entidades confiesan un embalsamiento de la liquidez para no arriesgar
Mario Draghi, presidente del BCE

La prueba de resistencia a la banca, cuyos resultados se conocerán el domingo, será una piedra angular para el establecimiento de la Unión Bancaria del euro. Su ejecución obedece al deseo del Banco Central Europeo (BCE) de heredar el control de entidades robustas para no tropezar con sustos y verse en la tesitura de reparar balances nada más asir las riendas supervisoras porque los balances enmascaren fragilidades.

Se juega la reputación desde el minuto uno. Por eso, la rigurosidad del análisis excede en mucho, según banca y supervisores, a test anteriores cuyo crédito se volatilizó cuando el mercado asistió perplejo al salvamento de varias entidades que los habían superado poco antes ¡incluso con nota!

El celo puesto en evitar nuevos sonrojos y el apuro de tener que levantar capital in extremis ha conducido a las 128 entidades sometidas al examen a fortalecer solvencia en nada menos que 203.000 millones de euros desde el verano de 2013, estimó el presidente del BCE, Mario Draghi -más de 20.000 millones en firmas españolas-. La suficiencia la probará el resultado, cuya proximidad ha hecho saltar los recelos sobre la industria financiera griega e, incluso, sobre algunos colosos de mercados no tan fuertemente zarandeados por la crisis como es el británico.

Esfuerzo precautorio

En España, entidades y autoridades confían en que el esfuerzo precautorio realizado será suficiente para evitar salir de nuevo señalados, sin menoscabo de que se registren algunos suspensos virtuales (entidades cateadas a cierre de 2013, fecha de corte fijada para tensar los balances, aunque su solvencia actual sea suficiente por haberse afanado en levantar recursos).

Si el balance confirma los pronósticos toca abordar el ¿qué viene después? Al margen de la gran importancia de reportar al BCE, un aprobado podría o, más que eso, debería ser el inicio de una normalidad en el negocio. Y es que la espiral de pruebas de tensión iniciadas en 2008 y la oleada de normativas aprobadas desde entonces solo se han dirigido en una dirección: reforzar, una y otra vez, el capital, cuando se supone que era un ejercicio teórico para probar su capacidad de navegar en un escenario de crisis agravada. El lugar de permitir liberar los recursos tras la prueba las autoridades han dado nuevas vueltas de tuerca a la solvencia, estrangulando la posibilidad crediticia. "Afortunadamente, parece que el impacto regulatorio negativo sobre la capacidad crediticia de las entidades está llegando a su fin", concluye un estudio de la CaixaBank.

Son multitud las entidades que confiesan un embalsamiento de la liquidez para no arriesgar en este momento procesal e histórico -salir del control del Banco de España-. No es realista pensar que pasado el domingo la financiación fluirá de golpe y a tropel porque, si algo se ha aprendido de la recesión es que un cliente insolvente son cuentas dañadas, pero los cimientos se han fijado para su retorno. El BCE también ha multiplicado las facilidades para que lleguen fondos a la economía (liquidez a largo plazo al 0,15% y la futura recompra de créditos de pymes). "El crédito debe recuperar el crédito", reflexiona el servicio de estudios de CaixaBank.

Nadan en liquidez y no prestan

Queda camino por recorrer para una Unión Bancaria pura donde, por ejemplo, toda la banca elabore sus cuentas bajo idénticas reglas -el capital se cocina aún de forma diferente porque los activos en riesgo no ponderan igual-, pero el examen debería ayudar a poner negro sobre blanco cómo se encuentran las tuberías de cada entidad y a que el mercado deje de discriminar según su origen, para fijarse en su salud y potencial. Romper, en definitiva, la perversa cadena que penaliza al banco según el riesgo soberano de su país y pagan sus clientes (las pymes soportan aquí intereses varios puntos superiores a las alemanas).

La cautela ha frenado otras operaciones. Como la recepción, por parte del Estado, de ayudas inyectadas a entidades. Pasada la prueba, es factible que Liberbank devuelva los 124 millones tomados en préstamo y para cuya amortización y superar el test amplió en 500 millones el capital. BMN saldrá previsiblemente a bolsa en los primeros compases del próximo año y colocará un 25% del capital. El mismo ministro de Economía, Luis de Guindos, desveló recientemente a su vez la posibilidad de realizar otra desinversión en Bankia una vez superada la prueba.

Son pasos, todos ellos, deseables y necesarios hacia una normalidad. Sería poco comprensible que pasos tan históricos, como ceder la autonomía supervisora, no redunden, como mínimo, en restañar las interferencias introducidas con su aplicación en la evolución del crédito o en la devolución de las ayudas al Erario.

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