Banca y finanzas

La cúpula de Caja Madrid infló su sueldo un 12% con las tarjetas en 'B'

Caja Madrid. Foto: Archivo

El salario declarado de consejeros y directivos de la entidad fue de 130 millones entre 2003 y 2012. El escándalo se cobra otros cinco relevos, entre ellos un alto cargo del Ministerio de Hacienda.

La tarjetas en 'B' de Caja Madrid evidencia una vez más el dispendio y la falta de control de una parte importante del sistema financiero español. Durante años, los mandamases de las cajas de ahorros, no de todas, hicieron y deshicieron a su antojo, utilizando los recursos ajenos como propios.

A lo largo de la crisis, estos virreyes han caído como las propias entidades que presidían, a las que el Estado ha tenido que rescatar con significativas ayudas públicas. En los últimos años se ha destapado un sinfín de escándalos, desde el cobro de prejubilaciones millonarias hasta venta de preferentes a personas analfabetas. Despropósito tras despropósito, que la justicia ha empezado a investigar y que afecta a más 200 exresponsables de distintas cajas de ahorros.

El último caso es el sistema salarial en la sombra puesto en marcha en Caja Madrid, por el que consejeros y directivos gastaron de manera presuntamente irregular 15,5 millones de euros. Con las tarjetas de crédito, la cúpula de la entidad madrileña consiguió elevar su salario un 12 por ciento de media de manera opaca entre 2003 y 2012. No en todos los casos es así y no todos los miembros de la cúpula dispusieron o utilizaron las tarjetas ocultas. Al menos cuatro pudieron realizar compras con este dispositivo y no lo hicieron, según el informe remitido por la Fiscalía Anticorrupción a la Audiencia Nacional.

Durante esos diez años, principalmente los siete presididos por Miguel Blesa, los consejeros, vocales de diferentes comisiones y ejecutivos de primer nivel percibieron casi 130 millones, incluyendo las indemnizaciones por cese, según los informes anuales. Esa cuantía, no obstante, era ficticia y menor, de acuerdo con las sospechas de la Fiscalía Anticorrupción, ya que disfrutaban de una tarjeta de crédito en negro con un límite máximo de 50.000 euros para gastos de representación, teóricamente.

De los poco más de un centenar de consejeros y directivos, 87 utilizaron en algún momento el dinero de plástico opaco, hecho que podría suponer la comisión de delitos fiscales y societarios. E, incluso, una tercera parte usó la tarjeta después de su salida de la entidad.

El caso ha provocado un escándalo social y político a gran escala. Todos los beneficiarios de este sistema de compensación salarial en la sombra pertenecían al PP, PSOE, IU, patronal, sindicatos y organizaciones sociales, o habían sido nombrados en su representación.

Sólo cuatro de ellos, hasta la fecha, han devuelto la cuantía gastada con las tarjetas investigadas. El más destacado de ellos es Rodrigo Rato, que accedió a la presidencia de la entidad en 2010 y que dimitió en 2012 como consecuencia de la nacionalización de Bankia, grupo que lidera la antigua Caja Madrid.

A lo largo de los años, los órganos de dirección fueron elevando sus retribuciones por sus cargos ejecutivos y las dietas de los consejeros por sus reuniones en los consejos y a las distintas comisiones. Pero el importe se quedaba corto.

Los ejercicios que más coste supuso para la caja las remuneraciones de la cúpula fueron tres, con unos 20 millones de euros en su conjunto. Estos son 2007, momento en que la entidad cosechó plusvalías de 2.300 millones por la venta del 10 por ciento de Endesa, y 2009 y 2010, es decir, el ejercicio previo a la salida anunciada de Miguel Blesa de la presidencia y el del cambio de toda la cúpula. En estos dos últimos años la retribución incluye cuantiosas indemnizaciones por despido. Por ejemplo, Blesa percibió una compensación de 2,7 millones de euros.

20 millones para el presidente

El sueldo de Blesa entre 2003 y 2010 ascendió a casi 20 millones de euros, según la documentación judicial. De esta manera, de media su retribución anual se sitúa en los 2,4 millones, sin tener en cuenta la indemnización cobrada tras su salida de la caja madrileña.

Blesa no es el que más dinero gastó con la tarjeta en B. En la lista aparece el cuarto beneficiario de este dispositivo. El que más utilizó el dinero de plástico en negro fue Ildenso Sánchez Barcoj, con más de 484.000 euros, casi el tope.

Pero el presidente, como su director de comunicación, Juan Astorqui, dispararon el gasto con las tarjetas en negro justo antes de abandonar la entidad. En el caso de Blesa, sólo en enero de 2010, mes en que fue sustituido por Rodrigo Rato, utilizó 19.000 euros con este dispositivo, según fuentes conocedoras de la investigación. Este importe es cuatro veces superior al usado de media por él mismo en todo el periodo en un mes. Blesa dilapidaba algo más de 5.000 euros con su tarjeta en 'B'.

El gasto del presidente de Caja Madrid, además, es superior al límite establecido por la entidad, según los correos que se enviaron internamente distintos directivos, en los que se explica el funcionamiento de este sistema de compensación salarial opaco. Los altos directivos podían usar hasta 50.000 euros. Blesa realizó compras o sacó dinero en un cajero por valor de 62.300 euros de media cada ejercicio. En conjunto, el máximo responsable de la entidad dilapidó con este dispositivo 436.000 euros.

Al igual que Blesa, el director de comunicación de la caja también elevó el ritmo de gasto. Astorqui, según las mismas fuentes, utilizó entre enero y marzo de 2010 unos 27.900 euros, lo que significa 9.300 euros al mes. El responsable de comunicación de Caja Madrid, por tanto, su nivel de gasto con la tarjeta en negro casi se triplicó antes de su marcha, que se produjo el 20 de marzo. De media, Astorqui utilizó desde 2003 unos 3.500 euros al mes. En total sufragó adquisiciones por valor de 293.000 euros.

Unos y otros, hasta un total de 87 representantes de Caja Madrid, tuvieron en sus manos una tarjeta activada.

El escándalo es de tal magnitud que los partidos políticos y los sindicatos han comenzado pedir responsabilidades a los beneficiarios de este sistema compensatorio. Todos ellos estaban en la caja en su representación, salvo el equipo directivo. Siete son las víctimas en menos de 24 horas. A los dos ceses del jueves, de Carmen Canfranga y Pablo Abejas en la Comunidad de Madrid gobernada por el PP, se sumaron ayer las dimisiones en bloque de otros cinco exconsejeros de la entidad. Los siete llegaron a cobrar en negro a través de las tarjetas unos 850.000 euros en diez años.

Relevos en cadena

La primera de las destituciones de ayer fue la del secretario general de UGT en Madrid, José Ricardo Martínez, que en la noche anterior había anunciado que se estaba planteando dejar su cargo en el sindicato. Martínez es conocido por una célebre frase que pronunció hace unos años, en la que mandaba literalmente "a su puta casa" al entonces gobernador del Banco de España, Miguel Fernández Ordóñez por reclamar ajustes salariales.

Más relevante si cabe es la marcha de un histórico sindicalista. Se trata de Rodolfo Benito, de Comisiones Obreras. Dejó su cargo de responsable de la Secretaría de Estudios de la Comisión Ejecutiva de la organización al aparecer en el listado de beneficiarios del sistema compensatorio opaco de Caja Madrid. En su caso, la cuantía gastada asciende a 140.600 euros.

El escándalo también ha salpicado a los socialistas madrileños. El dirigente Ángel Gómez del Pulgar, que pertenecía a la Ejecutiva regional del PSOE, financió con la tarjeta en 'B' casi 150.000 euros en compras privadas. Por eso ha dejado su puesto después de que el partido haya iniciado una investigación interna por lo sucedido.

En el banquillo popular otros dos cargos fueron destituidos. Uno de ellos especialmente relevante, porque afecta al Ministerio de Hacienda. Hay que recordar que el uso de las tarjetas podría suponer un delito fiscal. El departamento que dirige Cristóbal Montoro informó que había renunciado el director del gabinete del secretario de Estado, José María Buenaventura, que había nutrido su cartera con 63.000 euros durante su pertenencia a los órganos de gobierno de Caja Madrid.

El otro miembro del PP que dejó su puesto fue Manuel José Rodríguez González, hasta ahora gerente de la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo de Boadilla del Monte.

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