La innovación y la internacionalización son herramientas fundamentales para la supervivencia de cualquier negocio.
¿Qué permite a una empresa agraria andaluza ser líder mundial en exportación de aceituna de mesa? ¿y a una pequeña EBT de una universidad andaluza dedicada al procesamiento del lenguaje natural terminar siendo adquirida por una multinacional estadounidense que es el mayor fabricante de microprocesadores para ordenadores personales del mundo? Son sólo dos ejemplos de casos de éxito de sectores muy diferentes a los que ni siquiera hace falta poner nombre para que la mayoría de los lectores sepan identificar. Agroalimentario y TIC, sectores muy diferentes, sí, pero sin duda con un denominador común que probablemente es la clave de ese éxito compartido: la innovación.
Con independencia de si hablamos de un sector intensivo en tecnología como las TIC o uno tradicional como el agroalimentario, estos ejemplos demuestran que una dinámica empresarial orientada a aplicar continuamente el nuevo conocimiento disponible para conseguir nuevos y mejores productos, servicios, procesos y maneras de gestionarlos termina por aportar competitividad al negocio y ayudarlo a defenderse mejor en el escenario internacional. Andalucía es una tierra dotada de grandes riquezas naturales y con grandes capacidades en muy diversos sectores, pero todavía es necesario un gran impulso a la cultura de la innovación. El Gobierno regional que salga resultante de las próximas elecciones autonómicas del 22 marzo debería tener muy en cuenta esta necesidad en la próxima legislatura.
La última Estadística de actividades de I+D que ha publicado recientemente el INE indica que el gasto andaluz en I+D volvió a caer en 2013. Es cierto que de manera más moderada (caída del 0,6 por ciento frente a la bajada nacional del 2,8) y también es cierto que se percibe un cambio de tendencia en el gasto empresarial, que comienza a repuntar después de dos años de retrocesos. No obstante, Andalucía todavía continúa siendo la quinta comunidad española por intensidad en I+D pese a que es la tercera por gasto en valores absolutos y, además, esa intensidad en I+D (peso del gasto en I+D sobre el PIB) se sitúa todavía en un 1,04 por ciento, frente al 1,24 de media nacional y muy lejos del objetivo europeo del 3 por ciento para 2020.
En el contexto de una economía cada vez más global, la innovación y la internacionalización son herramientas fundamentales para la supervivencia de cualquier negocio con ambición de crecer. Existen grandes oportunidades y es importante posicionarse adecuadamente para aprovecharlas. En Corporación acompañamos y ayudamos a las empresas innovadoras para capitalizar su esfuerzo en I+D+i y rentabilizar al máximo los resultados. Los logros de empresas como las citadas al inicio son un aliciente para continuar trabajando por una economía andaluza más competitiva.