El alcalde de Estepona, José María García Urbano (nació en Coín en 1961), es uno de los dirigentes andaluces más populares sin ningún género de dudas junto al secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno Bonilla. El regidor ha conseguido en sólo dos años transformar Estepona en una ciudad mejor, más segura, más estable, con más atractivos para inversores y turistas, y con más empleo para los vecinos.
En este periodo, Estepona se ha olvidado del caso Astapa, la trama de corrupción más importante tras la Malaya destapada en la Costa del Sol, en la que están imputadas más de 100 personas, entre otras el ex alcalde socialista del municipio Antonio Barrientos, el empresario y marido de Mar Flores, Javier Merino, concejales y funcionarios del consistorio. Lo incomprensible es que después de cinco años la instrucción no esté finalizada.
García Urbano ha logrado devolver la normalidad al ayuntamiento y sanear las arcas municipales. Ha cerrado el ejercicio 2012 con un déficit cero, ha bajado los gastos corrientes en un 25 por ciento y ha ahorrado más de 15 millones.
En la política municipal también ha demarrado con fuerza y ya está al frente de un pelotón de alcaldes que se extiende por todo el litoral malagueño. Paloma García (Benalmádena); Esperanza Oña (Fuengirola); Pedro Fernández Montes (Torremolinos); Francisco de la Torre (Málaga); Francisco Salado (Rincón de la Victoria), Francisco Delgado Bonilla (Vélez Málaga) y José Alberto Armijo (Nerja). De momento es uno de los alcaldes "intocables" del PP. Su futuro político quizás esté al lado de Mariano Rajoy en el Gobierno central si este resiste las embestidas del ex tesorero y ex senador Luis Bárcenas.
El alcalde de Estepona, notario de profesión, ha renunciado a cobrar sueldo de las arcas municipales y de cualquier administración pública. No tiene coche oficial -usa su vehículo particular para todos los desplazamientos- y no tiene móvil pagado por el ayuntamiento. Un buen ejemplo.