Usar los restos de un avión obsoleto para otros quehaceres más allá del desguace es tendencia. Así, reconvertir todo el fuselaje del avión en una suite de hotel, en una casa o un restaurante es una elección que ya poco marca la diferencia. Sin embargo, esta vivienda levantada en Malibú con los restos de un avión es una auténtica obra de arquitectura. De hecho, fue finalista de los premios Architizer A+Award 2016.

El estudio de arquitectos David Hertz es el que firma esta creación que vio la luz en el año 2011. Se trata de una propiedad de 22 hectáreas donde se levanta una edificación que ha aprovechado las imponente alas de un boeing 747-200 para el tejado.

La propietaria de la casa se puso en contacto con David Hertz porque estaba interesada en habitar una vivienda de formas femeninas y curvilíneas.Tras oír esta petición, el estudio de arquitectura se propuso levantar una propiedad que respetase el bello y natural entorno: una localización única con vistas a la cordillera, a un valle y al Pacífico.

Con estas premisas, los arquitectos de David Hertz pronto tuvieron la idea de utilizar partes del fuselaje de un avión para la estructura de la casa. Se decidieron entonces por un diseño que superponía diferentes escalas del ala de un 747 de 200 metros cuadrados.

A pesar de que en inicio solo estaban interesados en utilizar esta parte del avión, el estudio tuvo que adquirir toda la aeronave a un precio de 50.000 dólares. Por ello, otras partes del fuselaje se utilizaron para construir la casa: destaca la bodega de carga que sirvió para formar el techo del establo de animales o las ventanas de la cabina que se convirtieron en una claraboya.

Como dato anecdótico, en David Hertz se vieron obligados a registrar el techo de la casa en la FAA (Administración Federal de Aviación) para que los pilotos que volasen por encima de esta propiedad no lo confundiesen con un avión derribado.