
En Oregon, Estados Unidos, hay un Boeing 727 aterrizado en pleno bosque. El avión es una casa, concretamente la de Bruce Campbell, ex ingeniero eléctrico de 64 años.
Alrededor de 220.000 dólares y muchos años de trabajo fueron los necesarios para hacer de un avión una casa habitable. Pero orgulloso del resultado, Campbell está pensando en restaurar un nuevo Boeing en Japón.
"Mi objetivo es cambiar el comportamiento de la humanidad en este pequeño espacio", asegura Bruce Campbell para explicar por qué decidió vivir en un Boeing restaurado. Campbell es uno más de un pequeño grupo de personas que se dedican a dar una segunda vida a los aviones retirados. Desde Texas a los Países Bajos, se está comenzado a reutilizar los aviones que son jubilados.
AFRA, principal organización mundial para desarrollar y promover la gestión sostenible de las aeronaves al final de su vida, estima que entre 1.200 y 1.800 aviones serán cesados a nivel mundial en los próximos tres años.
Respecto a iniciativas como la de Bruce, el portavoz de AFRA Martin Todd ha declarado a Reuters sentirse "feliz de ver fuselajes de aviones reutilizados en una variedad de formas creativas".