El sistema de matriculación de vehículos en Suiza puede ser el protagonista de una herencia millonaria. A diferencia del resto de la Unión Europea, el pequeño país alpino matricula a las personas en lugar de a los vehículos, lo que hace que los distintivos se puedan heredar.

El gobierno suizo es el propietario de las matrículas que asigna al propietario del vehículos. Por ello, cada vez que el dueño cambia de coche conserva la matrícula y existe la posibilidad de transferirla entre miembros de la misma familia. Este particular sistema ha provocado que tener matrículas de pocos dígitos o con numeraciones originales sea un objeto de deseo por los más acaudalados o incluso sea un símbolo de estatus social.

Precisamente, este mes de marzo el industrial Otto Ruppen desembolsó 160.100 francos por la matrícula VS 1, que corresponde al Cantón de Valais. Cada una de las matrículas de este país centroeuropeo se componen de las iniciales de uno de los cantones suizos y de un número de hasta cinco cifras.

"Es una cuestión de prestigio", dijo Stefan Cardinale, que trabaja en un concesionario que vende Ferraris y Maseratis en Zug, un cantón conocido por su riqueza y bajos impuestos. "La gente que invierte en llantas llamativas quiere que el mundo vea lo impresionantes que son".

A pesar de estos 160.100 francos, los millonarios suizos todavía están lejos de las cifras astronómicas que alcanza la subasta de matriculas de un solo dígito en Dubái. En una de las últimas, un promotor inmobiliario de esta ciudad pero de origen indio, Balwinder Sahni, pagó nueve millones de dólares por la matrícula número '5'.