Pasar una mañana en el atelier de José Luis Zambonino es adentrarse en un universo de belleza, calma y devoción por el detalle. Situado en una casa-palacio modernista en pleno corazón de Sevilla, a los pies de la catedral y muy cerca de la emblemática Torre del Oro, su taller es una oda al slow fashion y al lujo silencioso.
Allí, entre columnas antiguas, ricos tejidos traídos de variados destinos y bocetos a lápiz que parecen obras de arte, se respira un estilo que se aleja de las tendencias fugaces para abrazar lo eterno, algo, necesario en los tiempos que corren. "Sevilla es la última ciudad romántica, estoy convencido", dice el diseñador. "Tiene esa alegría… pero no es sólo alegría. Es duende, es sofisticación, es una mezcla de todo". Zambonino, que se formó en Milán y trabajó para la casa Moschino, ha sabido trasladar ese saber hacer internacional a la esencia andaluza.
Mientras paseo por las estancias de su templo creativo, reparo en que muchas de sus creaciones evocan las formas escultóricas de Schiaparelli, pero todas, tiene un sello inconfundible de su tierra. "Yo parto siempre de los tejidos, antes que de la colección. Me encanta comprarlos sin saber aún qué voy a hacer. A veces los uso, otras no, pero los necesito para arrancar. Es como tener una joya en las manos", confiesa. "Me cuesta arrancar, pero cuando lo hago, me obsesiono". Su proceso creativo arranca muchas veces con una tela, pero también con un edificio, una escultura, una emoción. "Me encanta viajar. En una escultura puedo ver un patrón que luego adapto a una silueta. La inspiración se encuentra donde menos lo esperas", nos cuenta.
Celebridades, jet set y personalidades del mundo de la cultura y hasta la política
El diseñador ha vestido a algunas de las mujeres más reconocidas de la escena española, desde la actriz Amaia Salamanca -a quien ha firmado varios estilismos en eventos de primer nivel, incluido el look que la actriz lució para la boda en México del hijo de José María Aznar- a Beatriz Ordovás, directora de Arte de la Posguerra y Contemporáneo de Christie's en España o Raquel Revuelta, que confió en él para, nada más y nada menos que diseñar el traje de madrina en la boda de su hija.


También es el secreto mejor guardado de muchas novias, mujeres de la jet set andaluza y clientas que buscan algo más que un vestido. "Cuando de vestir a un personaje público se trata, intento olvidarme de la presión y verla como si fuera una clienta más. Si me dejo llevar por el peso de la fama de la persona, no soy libre para crear", confiesa y en esa frase, les confieso que lo encuentro a él en su esencia más pura porque desde que le conozco, tengo claro que toda mujer que requiere de sus servicios, es tratada con toda la dedicación y el mimo posibles sin importar quién sea. Lo de José Luis Zambonino va también de empoderar…
La magia de hacernos sentir poderosas (y únicas)
Conocerle es saber desde el primer instante que una tiene delante a un 'tipazo'. Porque Zambonino, a parte de poseer un genio creativo de excepción, es un ser humano extraordinario y eso, también hace mucho. Su perfeccionismo va más allá de las piezas que idea, va enfocado a que quien las lleve, vaya perfecta tanto por dentro como por fuera: "Me encanta cuando una mujer viene algo perdida. Ahí es donde puedo sacar lo mejor de ella". "A veces veo una chica insegura y, cuando se prueba su vestido, se crece. Se le nota en la mirada, en la postura… Esa es la verdadera magia", afirma. No es raro que entre sus clientas se generen vínculos que duran años. "He hecho vestidos a más de 300 novias. Algunas vuelven después como invitadas, como hermanas de novia, como madres…". "En momentos tan importantes, no solo tomo medidas. Acompaño. Soy como un coach hasta el día de su boda". "Siempre pruebo yo, entrego yo. Estoy en todo el proceso, de principio a fin".

Su forma de trabajar es artesanal, minuciosa, casi de orfebre. En su taller trabajan siete u ocho personas, incluidos patronistas, y cada diseño requiere semanas de trabajo. "Hace poco estuve en Estepa, luego en Córdoba, hacía mucho calor… pero allí estaba, acompañando a una clienta. Lo hago por compromiso, no por estrategia". Por eso, cada año llega un momento en que tiene que cerrar agenda: "Llega un momento del año en el que tengo que cerrar agenda. Si no, no puedo más".
Su destino creativo iba más allá de la moda flamenca…

Aunque hace años fue uno de los nombres clave en la moda flamenca, hoy se ha alejado de ese circuito. "Me siguen pidiendo trajes de flamenca, pero ya no los hago, no me da la vida para ello", cuenta. "Dejé el vestido de gitana porque me requería muchísima energía. No me daba la vida". Y razón no le falta, siempre está a full y ya sabemos lo que dice el dicho del sabio refranero español: 'quien mucho abarca, poco aprieta' y este creativo tiene más que claro que su destino, por lo menos de momento, iba por otras lares. "Llegó un momento en el que tuve que decidir: o bodas o flamenca". "Recuerdo colores, tejidos, clientas de hace años que siguen usando sus vestidos y me piden otro. Eso me emociona. Significa que lo que hice sigue vivo, sigue funcionando".
Timeless fashion…
Lo reitero porque así es: lo de Zambonino es una auténtica oda al 'slow fashion' y a la pasión por el buen hacer y por ende, sus prendas llevan incontables horas de trabajo detrás y él busca siempre que sean piezas que perduren en el tiempo y que envejezcan lo mejor posible. "Mi objetivo, sobre todo en las novias, es que dentro de cinco años, al ver una foto, digas: '¡Qué bien iba!'". "Quiero que mi ropa no tenga fecha de caducidad", asegura con rotundidad volviendo a fijar a viva voz, ese -muchas veces- complicado cometido de conseguir que los años (y los cambios que éstos conllevan siempre a todos los niveles) traten bien a los diseños. Aunque bueno, conocerle es saber que eso, lo tiene ya hecho, porque la alta moda nunca, valga la redundancia, pasa de moda.
Colecciones cápsula: de Madrid a Sevilla, del glamour a la raíz
En 2024, Zambonino amplió su presencia nacional con una colección lanzada en Madrid. La capital fue el escenario ideal para conquistar red carpets y eventos de primer nivel, con clientas como Patricia Conde, Virginia Troconis o Carola Baleztena. Esta expansión le permitió consolidarse como referente entre celebridades y figuras del mundo del arte, la cultura y el lujo.
Un año después, ha regresado emocionalmente a sus orígenes con la colección 'Sevilla, la última ciudad romántica', presentada en un desfile íntimo en su ciudad natal. Una cápsula compuesta por diez estilismos confeccionados con sedas vaporosas y siluetas femeninas que evocan poesía. "La Sevilla romántica se trata de una evocación, una realidad intangible pero presente en las calles y plazas, en espacios de una ciudad que bebe de la literatura para recrear historias y leyendas", describe con evocadoras palabras.
"Estos diseños son un homenaje al amor y a nuestros orígenes", concluye llenándonos el alma a todas las que aunque sea alguna vez, soñamos con brillar aún más, luciendo sus vestidos y conjuntos primorosos.