Dentro de las diferentes liturgias que comprende el Vaticano, el privilegio blanco es el que está ocupando más titulares en los últimos días. Se trata de la antigua prerrogativa -la de vestir de blanco- que solo unas pocas reinas católicas pueden ejercer en presencia del Papa, y que se ha puesto de nuevo en el foco después de que la reiza Letizia ejerciera este derecho en la misa que inauguraba el pontificado de León XIV, donde eligió un diseño de color blanco del diseñador español Jorge Redondo.
Este derecho, que tiene sus raíces en el siglo XVI, lo tiene actualmente la reina Letizia, la reina Sofía; Matilde de Bélgica; Paola, reina madre de los belgas; María Teresa de Luxemburgo y Charlene de Mónaco. Para el resto de personas, la norma habitual es usar vestimenta oscura en presencia del Santo Pontífice, por lo que este gesto simbólico se ha entendido siempre como una señal de estatus y respeto que destaca la relevancia de estas figuras en la Santa Sede.

A diferencia del vestuario, el maquillaje no está regulado por normas explícitas, pero sí existe un claro reglamento no escrito de lo que se espera para estas ocasiones. El maquillaje debe estar alineado con los valores de modestia, sobriedad y discreción que caracterizan el protocolo vaticano, que se coloca lejos del espectáculo y con la intención de transmitir contención, respeto y seriedad.
Se trata, entonces, de un maquillaje discreto, apartado de los excesos y la exageración. La base debe ser ligera, con un acabado natural y sin brillos excesivos; los ojos pueden llevar tonos neutros y suaves, evitando sombras oscuras o delineados marcados; el uso de máscara de pestañas debe ser mínimo. Las cejas deben estar bien definidas pero no exageradas, y el rubor, en tonos rosados o melocotón suaves, debe realzar sutilmente el rostro. En los labios, se recomienda un tono nude o rosa pálido, evitando rojos intensos o brillos llamativos. El conjunto transmite respeto, moderación y una belleza serena que no distraiga del mensaje espiritual de la ocasión.
Y aunque el reglamento -el escrito y el que no- está más que claro, no todas las personas que han tenido la oportunidad de conocer al Papa han estado igual de atinadas. De hecho, hay dos casos que fueron particulmente comentados por los errores en el protocolo. Uno, el de la reina Máxima de los Países Bajos, que en una visita de Estado en 2016 eligió vestir de blanco sin tener el privilegio correspondiente. Aunque su maquillaje fue sobrio, el vestuario desató críticas por romper el protocolo tácito. Lady Gaga fue la otra protagonista, que aunque no acudió a una audiencia papal, su visita al Vaticano para un evento benéfico fue objeto de controversia al llevar un maquillaje cargado y atuendo artístico.
Pero son más los casos de acierto. la reiza Letizia o Melania Trump están entre las mujeres que se han convertido en verdaderos referentes en cuanto al protocolo vaticano, con una impecable vestimenta acompañada del maquillaje sutil y elegante que demanda esta ocasión. A continuación, un recorrido por los looks más icónicos en la Santa Sede.
Reina Letizia (2014)
Además de la reciente visita para la misa de inauguración de León XIV, en la que la reina de España acertó absolutamente con un estilismo blanco que conjuntaba con una mantilla (la primera vez que utilizaba este complemento desde el día de su boda), la mujer de Felipe VI ya hizo uso del privilegio del blanco en su visita al Vaticano en 2014 y dio otra lección de estilo, donde combinó su atuendo con un maquillaje casi invisible: piel luminosa pero sin excesos, labios naturales y mirada serena. Su estilo fue ampliamente elogiado como modelo de elegancia litúrgica.


Melania Trump (2017)
Durante su visita oficial al Vaticano, Melania optó por un vestido y velo negros, como marca la tradición. Su maquillaje fue contenido: sombras en tonos tierra, labios nude y delineado casi imperceptible.

Michelle Obama (2009)
Aunque no llevó mantilla, su elección de un vestido negro de manga larga y maquillaje neutro estuvo acorde al protocolo estadounidense y fue igualmente respetuosa con las formas vaticanas.

Charlene de Mónaco (2013)
Con un look minimalista, Charlène combinó el blanco con un rostro de porcelana, sin apenas color. Su maquillaje, apenas visible, reforzó su presencia contenida y ceremonial.
