Opinión

El corto camino de Galapagar a Andorra

    Iglesias y sus amigos hacen de Galapagar una pequeña Andorra

    Amador G. Ayora

    El magistrado Juan José Escalonilla investiga a Juan Carlos Monedero por una factura presuntamente falsa de 26.000 euros que cobró de Neurona; Pablo Echenique fue sancionado por Hacienda por no pagar el IRPF de su asistenta e Irene Montero, la ministra de Igualdad y pareja de Pablo Iglesias, coloca de adjunta a su jefa de gabinete, Teresa Arellano, para que haga de niñera con cargo a los Presupuestos del Estado. Y en Podemos aún se extrañan de que los youtubers, que ingresan cantidades millonarias, trasladen su domicilio fiscal a Andorra para rebajar su factura fiscal.

    Si Monedero, Echenique o Montero intentan eludir a Hacienda, que no pidan a los demás que paguemos. ¿Qué ejemplo dan, pese a que los dos últimos ostentan cargos públicos?

    Como los youtubers, cientos de españoles que han pasado su vida trabajando buscan refugio en Portugal o en Andorra para evitar el infierno fiscal español. Los inversores extranjeros huyen como alma que lleva el diablo en busca de sitios con mayor seguridad jurídica. El todo es gratis que defienden los de Iglesias provocó ya un endurecimiento de los desahucios. Hasta ahora, los okupas podían cometer delitos sin que pudieran ser expulsados de la propiedad ajena, a partir de ahora, para desahuciarlos será necesario que, además, ejerzan violencia contra los inquilinos o los vecinos, como en los disturbios que causaron saqueos y costosos daños en los comercios de Barcelona durante la última semana.

    Si eres un gran arrendador, porque tienes más de diez inmuebles en alquiler, o gestionas un gran fondo internacional estás obligado a acoger a los vulnerables durante el estado de alarma. Como el fin está ya cerca, las huestes de Iglesias presionan para alargar las okupaciones y limitar los precios de los alquileres.

    En vez de suprimir o desenmarañar la jungla burocrática para agilizar la creación de viviendas sociales, se provoca un incremento de los precios a medio o largo plazo mediante la restricción de la oferta de inmuebles en alquiler. ¿Qué fondo o pequeño ahorrador va a estar interesado en invertir en estas condiciones en una vivienda para ponerla en renta?

    El dinero europeo llegará en junio y no en abril y solo hay asegurados 10.000 millones, no 27.000

    El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, ya sucumbió a las presiones de Iglesias y ahora intenta parar otra vez su embestida con escasa suerte. Ábalos defiende incentivos fiscales para los arrendadores que ajusten los precios a los topes marcados. Pero como Moisés, predica en el desierto. Iglesias seguirá erre que erre hasta que consiga convencer a Sánchez.

    El pequeño comercio y la hostelería españoles son los que menos dinero recibieron de toda Europa para hacer frente a la crisis del coronavirus. La vicepresidenta Nadia Calviño confía en el plan de Recuperación y Resiliencia presentado por Sánchez como en la redención de los panes y los peces. Pero a unas semanas de que comience el reparto de esos fondos, nadie sabe cuantos serán ni cómo se organizará.

    El dinero iba a empezar a llegar en abril, pero ahora lo hará en junio y la cuantía garantizada se redujo a 10.000 millones, porque la cantidad restante hasta los 27.000 está condicionada al cumplimiento de requisitos, como la presentación de reformas sobre las pensiones, el mercado laboral o la libertad del mercado interior.

    Monedero, Iglesias o Echenique creen que Galapagar es  Andorra, ¿por qué atacan a youtubers?

    Las pequeñas empresas corren el riesgo de ser las mayores víctimas si los fondos no alcanzan las cantidades anunciadas. El Gobierno promete, además, crear una ventanilla única de la que aún no sabemos cuándo se pondrá en marcha o un modelo de colaboración público-privada, los llamados Pertes, que siguen en elaboración permanente.

    La economía continúa anestesiada por el dulce efecto de los Ertes y de los ICO. El Banco de España vaticina que entre el 6 y el 8 por ciento de las empresas desaparecerán, mientras que el Gobierno intenta hacer corresponsable de la factura a la banca. Al fin y al cabo, los banqueros inventaron los desahucios, que es como echar a un okupa en propiedad, y ahora deben pagar por ello, piensan en Podemos.

    La presión fiscal, la falta de seguridad jurídica o de expectativas para los jóvenes son dignas de un cuadro de la etapa negra de Goya. En Podemos, no conformes con intentar derribar la Monarquía, una de las pocas instituciones causantes del progreso social y económico de los últimos años, jalean a jóvenes saqueadores y manifestantes violentos. La excusa es el encarcelamiento de Pablo Hasél, pero podría ser cualquiera cosa.

    Culpan de todo a la falta de futuro entre la juventud (40 por ciento de desempleo), o la desazón y el cansancio de la generación perdida, que se lanzó al mercado laboral entre la crisis de 2008 y la de 2020. Pero una simple encuesta de los Mossos de Escuadra desmontó su estratagema. Resulta que los manifestantes tienen una edad media de entre 13 y 17 años.

    ¿Qué generación perdida ni qué niño muerto? Son pequeños vándalos asilvestrados, fruto del fracaso escolar y presas fáciles de la propaganda independentista.

    ¿Y qué nos depara el futuro? Pues a falta de la bola de leer el futuro de Rappel, mayores calamidades. Un estudio de la consultora Freemarket desvela que el endeudamiento tanto público como privado alcanza el 258 por ciento del PIB, solo 40 puntos por debajo de la crisis de 2008. Es decir, que para saldar nuestras deudas con el BCE y el resto de acreedores, todo el país tendría que trabajar gratis y sin comer ni gastar durante dos años y medio. Una circunstancia imposible de cumplir, como es natural.

    Lo peor es que el porcentaje de deuda pública sobre PIB se acerca peligrosamente al 120 por ciento. Mucho peor que en la Gran Recesión, cuando provocó la huida de inversión extranjera, y los débitos corporativos vuelven a repuntar.

    ¿Quién pagará toda esa montaña de endeudamiento? Nuestros hijos y nietos. Pero no se engañen, gran parte la sufragaremos en esta generación. Por eso, la presión fiscal es de las más altas de Europa y seguirá subiendo, pese a que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, asevera que estamos siete puntos por debajo, porque no tiene en cuenta que una cuarta parte de la economía está sumergida.

    Es decir, que no paga impuestos, por lo que los dos tercios restantes tienen que repartirse el pastel de deuda y déficit de ese tercio fuera del mercado.

    Después de más de una década volcando dinero a paladas a la economía por parte del BCE europeo y de la Fed americana, llega la hora de la verdad. En la medida que bajen las dosis de las inyecciones de capital, el coste del dinero se encarecerá y arrastrará consigo los precios de los productos básicos.

    Con una productividad a la baja y una economía aún adormecida, la mejor manera de contrarrestar la escalada del endeudamiento es con inflación. La deuda es un porcentaje entre su cuantía y el PIB de un país. Si el PIB se contabiliza en términos nominales, que incluye inflación, el porcentaje de deuda se achicará a medida que suben los precios.

    Todos los procesos de desapalancamientos desembocaron en inflación. Así que prepárense para una subida de precios, que encarezca desde los servicios básicos como luz, agua o gas, hasta la vivienda o los automóviles. Estos últimos ya están afectados por la falta de chips para su fabricación.

    La incógnita es qué harán los sueldos. Si seguirán el ritmo de incremento de los precios o sufrirán otra devaluación para lograr ser más competitivos. Apuesten por lo último. Esa es la primera consecuencia, en cuanto concluya la fase actual de dopaje de la economía, hacia finales de este año.

    La contracción salarial vendrá acompañada de alzas fiscales para afrontar los vencimientos de deuda. Monedero, Echenique y Montero deberían pagar sus impuestos para indicar el camino recto al resto de los ciudadanos en vez de zafarse de sus obligaciones tributarias y exigirlas a los demás.

    Galapagar no es Andorra, pero como si lo fuera. Con este panorama, ¿a quién le extraña que los youtubers pongan los pies en polvorosa para huir de la quema?