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El coste de financiación del Tesoro supera el 2% no visto en más de tres años

  • En 2023 se pagarán más de 35.000 millones de euros en intereses de deuda
  • Las personas físicas son el principal tenedor de letras al alcanzar el 21% del total

Sergio Fernández
madrid,

Era cuestión de tiempo que los efectos de la subida de tipos de interés del Banco Central Europeo encareciera al Estado español el coste de pedir dinero prestado hasta batir la referencia del 2%. El interés medio de la deuda en circulación alcanzó al cierre de julio el 2,017%, una referencia no vista desde mayo de 2020 cuando la misma comenzó a caer fruto de la relajación de la política monetaria europea para evitar la quiebra por los estragos de la pandemia.

Pero las políticas laxas de entonces se tornaron en el ajuste al alza del precio oficial del dinero desde mediados del año pasado, lo que endureció los costes de financiación hasta los niveles actuales. No obstante, el precio por pedir dinero prestado para España se sitúa a menos de la mitad de lo marcado en lo peor de la última gran crisis económica (llegó a supera el 4,5%) por lo que, aunque tienda a seguir al alza en un entorno de tipos de interés del BCE altos durante unos meses más el Tesoro Público todavía tiene margen hasta alcanzar de nuevo esas cotas.

Eso sí, las nuevas emisiones reflejan el rápido encarecimiento por colocar deuda española en el mercado. Si al cierre del 2021 el tipo de interés medio de esas colocaciones se situó en negativo, en el -0,05%, al cierre del 2022 se situaron en el 1,32% y al cierre de julio de este año alcanzaron el 3,55%. Habría que remontarse al 2011, en los estertores de la crisis de deuda, para encontrar un año con un interés de las nuevas colocaciones superior a la actual.

El Tesoro aprovechó los bajos o nulos intereses durante la pandemia para financiarse a plazos largos. Pero a medida que el BCE sube los tipos de interés, el coste de financiación se incrementa afectado no solo a las nuevas emisiones sino también a toda la deuda en circulación, ya que pueden renovarse o refinanciarse determinados títulos a intereses actuales. En 2020 el Tesoro pagó 25.000 millones de euros en intereses de deuda, la cifra más baja desde 2011. Pero el año pasado el gasto financiero de la Administración Pública ascendió en un solo año en 5.550 millones hasta superar los 31.500 millones de euros. Y esta cifra irá a más mientras se mantenga una política monetaria en los términos actuales.

El economista e inspector de Hacienda Francisco de la Torre considera que año a año -sin necesidad de que los tipos de interés del BCE suban mucho más de los niveles actuales- se repetirá ese coste alrededor de los 5.000 millones de euros. "Si nos quedamos donde estamos, habrá un incremento del gato por intereses de una cuantía similar a la última si contenemos el déficit al mismo nivel. Estamos pagando el coste económico de la pandemia, que es el gasto de mantener cerrada la economía", explicó el experto.

A esto se le suma el calendario de vencimientos de deuda que el Tesoro tiene por delante. El Estado tiene sus primeros retos a partir de este año, donde tiene que hacer frente a más de 60.000 millones de euros. Pero las mayores amortizaciones vendrían en 2024 (el total superará los 150.000 millones) y en 2025 y 2024 donde la deuda viva rondará el 10% y se situaría sobre los 120.000 millones de euros.

Además, el BCE tenderá a reducir la compra de deuda europea lo que puede contribuir a su vez a tensionar el retorno exigido por comprar deuda española. "A largo plazo, la reducción de la deuda soberana del balance del BCE puede suponer un reto importante no exento de riesgos, al exigir el regreso de buena parte de la base inversora residente que se ha visto desplazada durante los últimos años", explicaron desde la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIRef).

Además, desde la institución también se hicieron eco de las dificultades que esto supone para reducir el déficit público. En los niveles actuales el gasto por intereses supera el 2,4% del Producto Interior Bruto del país, lo mismo que aportó en 2022 la actividad agrícola al PIB nacional.

Los particulares toman el control

No obstante, la realidad es que la moda sigue siendo comprar deuda española. La fiebre por las letras del Tesoro ha llegado a tal punto que las personas físicas (ciudadanos de a pie) son los principales tenedores de estos títulos de deuda con datos a cierre de mayo.

Casi 14.950 millones de euros, el 20,9% del total, está en manos de personas físicas lo que convierte a este grupo en el principal tenedor por encima de las entidades de crédito residentes que acumulan 13.720 millones de euros en títulos. Y es que las famosas colas frente al Banco de España han llevado a los ciudadanos de a pie a pasar del 0,01% del total de la deuda a más corto vencimiento en 2018 a rozar ese 21% con datos hasta mayo.

Eso sí, en bonos y obligaciones el Banco de España y bancos nacionales acaparan casi la mitad del importe total de estos títulos mientras que las personas físicas apenas suponen el 0,15% del total de los tenedores de la deuda con vencimiento comprendido entre los tres y los 30 años.

¿Qué pasó en la última subasta?

El Tesoro buscó este martes financiación de nuevo con una emisión de deuda a seis y a doce meses y en la que logró captar más de 4.835 millones de euros (1.003 millones a seis meses y 3.835 millones de euros a 12 meses). En el caso de la deuda a más corto vencimiento el interés medio volvió a crecer hasta el 3,66% pero en el caso de los títulos a un año se evidenció un leve recorte que rompe la tendencia de todas las anteriores subastas. Las letras a doce meses alcanzaron un coste de financiación para el Tesoro del 3,68%, en contra del 3,77% de la subasta de julio.

Los inversores siguen interesándose más por la deuda con vencimiento a un año que a la de medio año, que casi duplica en esta emisión el total solicitado. La demanda para los títulos a 12 meses ascendió, a su vez, en un 20% en comparación con la anterior subasta al superar los 6.600 millones en total, lo que deja el ratio de cobertura en las 1,7 veces al adjudicar menos que en julio. En el caso de las letras a seis meses fue de 2,7 veces.