Televisión

La economía monetaria y sentimental de Belén Esteban: de cómo la guerra de Ucrania la llevó a vender sus gazpachos a sus nuevos proyectos

Belén Esteban

Donald Trump dice que sería capaz de aglutinar decenas de millones de votos y ganar las elecciones aunque saliera a la calle bajo la torre que lleva su nombre y abriera fuego con una ametralladora en medio de Manhattan. Y parece que es cierto. Si el flamante presidente electo de EEUU es inmune a los escándalos, Belén Esteban es esa criatura capaz de quedarse dormida en directo y seguir siendo la estrella en un plató. Tanto Belén como Trump proceden de familias humildes: la madre del próximo inquilino de la Casa Blanca fue asistenta cuando llegó de Escocia como una inmigrante.

Belén, como Trump, fascina a millones de personas aunque otros no se explican los porqués de esa fascinación. Pero, a diferencia de Trump, la princesa del Pueblo es hoy día un icono tan español como un geranio en el balcón de una corrala. La mujer que saltó a la fama siendo apenas una veinteañera cuando fue novia del torero Jesulín de Ubrique ha demostrado a lo largo de los años que su vida es un relato de épica popular. Ahora, con 51 años, la estrella mediática, capaz de pasearse después de ser despedida de Telecinco por La 1, La 2, Antena 3 y Hasta TVE3, además de su canal TEN, se enfrenta a un nuevo giro en su narrativa. Su incursión en el mundo empresarial, liderando Sabores de la Esteban, parecía el epítome de su transformación: de tertuliana a emprendedora. Pero los vientos de la guerra en Ucrania, que hicieron tambalear las economías más robustas, también zarandearon los cimientos de su pequeño imperio alimentario. ¿Flipáis?

Pues fue ella misma quien, sin rodeos, confesó el pasado 10 de noviembre en una entrevista con el programa Collapse de la autonómica catalana que había vendido su empresa. En su tono directo, como quien explica una receta de cocina con los pies en la tierra, Belén desveló que la experiencia no había sido como imaginó.

Su sueño de llevar gazpacho y salmorejo a todos los hogares españoles chocó con la realidad de un mercado caprichoso: los supermercados fijaban precios a su antojo, alejando el producto de ese público al que ella quería conquistar. "Yo quería que mi gazpacho lo comprara todo el mundo", lamentó esta especie de Marianne a la española, capaz de convertir su sopa fría de tomate en una revolución o en un símbolo de libertad. Y lo dice con esa supuesta honestidad descarnada que casi siempre la ha caracterizado.

Beneficios de 160.000 euros a 23.000

El proyecto, nacido bajo la sociedad Sabores de la Esteban SL y domiciliado en Paracuellos del Jarama, tuvo un inicio fulgurante, con beneficios de 160.000 euros en su primer ejercicio. Pero los nubarrones llegaron pronto: el precio de las materias primas se disparó a raíz del conflicto en Ucrania, y en 2023 la empresa cerró con un rendimiento que no superó los 23.000 euros. Era, en sus propias palabras, momento de dejarlo ir. O sea, Ucrania acabó con los gazpachos de la Esteban.

Si algo ha demostrado Belén Esteban es su capacidad para salvarse de guerras como la que libró (y venció) contra las adicciones, y de reinventarse en cada nuevo acto de su teatral existencia. Ahora, tras cerrar este capítulo empresarial, sus pasos regresan al escenario que siempre fue su reino: la televisión. La productora Fabricantes Studio, heredera de La Fábrica de la Tele, le garantiza una estabilidad profesional. Belén, con el aplomo que da saberse querida por su público, ha comenzado a hacer promoción de su programa Ni que fuéramos shhh, blanqueado ahora cuando ya no está en Telecinco.

La que era el icono de la telebasura en Mediaset, con Broncano o Pablo Motos es personaje de culto. Belén Esteban parece un personaje al alza, según confiesa con orgullo y corroboran los datos de audiencia que enchufa a sus "mecenas" mediáticos. No nos extrañaría que el próximo presidente de RTVE se la llevara como intentó hacer cuando era director de Contenidos. José Pablo López tiene toda la pinta de querer salvamizar la Corporación Pública.

El futuro de Belén, sin embargo, no se detiene en los platós que ya conoce. Según reveló Informalia, además de estar en negociaciones con TVE, parece que se toma en serio el plan de hacer una serie de 60 capítulos sobre su vida y así se lo dijo al director Juan Antonio Bayona. Nos dicen que le gustaría que no fuera un simple biopic televisivo, sino de una obra donde ella misma ejerciera de narradora y controle cada detalle detrás de las cámaras. No nos extrañaría que alguna plataforma se haya interesado por llevar a cabo esta idea. Si algo define la trayectoria de Belén es su lucha constante por ser dueña de su propio destino.

Mientras tanto, la vemos disfrutar de la vida con una plenitud renovada: loca de amor por su hija Andrea, de la que tiene motivos para estar orgullosa, entregando premios junto a Maluma y el maestro Joao, celebrando cumpleaños, viajando con Miguel, su marido, y, por supuesto, sonriendo como solo saben hacerlo quienes han ganado las batallas más íntimas. Porque en la economía sentimental de Belén Esteban, los números pueden fluctuar, pero el cariño de su público le entrega siempre la calidez de un verano en Benidorm.

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