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Naviglio Grande, el Milán de los canales por descubrir

Las buenas conexiones entre diferentes capitales españolas y Milán hacen de esta ciudad un cómodo puente que conecta España con algunos de los destinos más turísticos del norte de Italia como Venecia, Florencia o Génova. Por desgracia, este activo también la convierte en una ciudad de paso en la que se gasta el tiempo necesario para visitar el Duomo y la galería Vittorio Emanuele II. Sin embargo, la capital de la región lombarda merece una visita más exhaustiva porque rincones como Naviglio Grande permiten disfrutar de un ambiente puramente italiano que no se encuentra en conglomerados turísticos como Venecia

Naviglio Grande, al suroeste de la ciudad, es uno de los cinco canales artificiales que se construyeron a partir del siglo XII en el norte de Italia con el objetivo de utilizar el agua de los lagos del norte, como el Maggiore, para el riego de la tierras del interior y para el transporte de mercancías, incluido el mármol utilizado para la construcción de la catedral. Sin embargo, hoy en día es destino de reunión de los milaneses en la hora de su aperitivo, después de la jornada laboral, o el lugar donde comenzar el fin de semana.

Aunque los canales son la razón, las hileras de terrazas y los locales son las protagonistas de Naviglio Grande. Un buen cóctel, un helado, una deliciosa pasta o una potente carne encuentran su sitio. Más o menos tradicionales y más o menos pretenciosos, el turista o el milanés encuentra el local idóneo para disfrutar de una deliciosa velada. También, pequeñas librerías, tiendas de discos o puestos de artesanía encuentran su sitio y hasta altas horas de la noche.

Asso di Fiori, casi al final de la zona de terrazas, es uno de los establecimientos más más antiguos de Naviglio Grande y un lugar donde poder disfrutar no solo de una cocina italiana tradicional sino también de un ambiente familiar. Inaugurado en 1984 por Pierino y Franca, hoy Asso di Fiori está dirigido por lo segundas y terceras generaciones del matrimonio que han sabido respetar el estilo rústico con especial atención a radios y televisiones antiguas y mobiliario hecho a mano.

Para tomar una copa, cualquiera de las terrazas del comienzo de Naviglio Grande, algunas de ellas con mobiliario blanco, luces de neón y atractivos italianos de traje; son una buena opción. Y aunque parezca mentira el Aperol Spritz se bebe y no solo por los turistas. Lo cierto, este coctel italiano preparado con Aperol, un licor de naranja amarga, tiene su origen en el Spritz. Un refrigerio a base de vino blanco y agua con gas que se remonta a los tiempo de la dominación austrohúngara de las regiones italianas del Véneto y Friuli Venezia Giulia.

Un último consejo. Atendiendo al refrán 'donde fueres, haz lo que vieres', trate de copiar al comensal de dos mesas más adelante que acaba de pedir el espray antimosquitos al metre para rociarse la parte de piel que tiene al descubierto. O compre usted su propio espray a los muchos vendedores ambulantes de Naviglio Grande que lo ofrecen. Los mosquitos no han olvidado la época en que está zona de Milán era para los cultivos, principalmente de arroz, y acribillan a todo el que se lo propone.

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