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Los millonarios están robando el sol de Nueva York

Billionaires Row denomina al conjunto de rascacielos residenciales de lujo que en Nueva York están ensombreciendo Central Park y parte de sus barrios circundantes. Ubicados en el extremo sur del parque, estos edificios de categoría supertall - más de 300 metros- han avivado una problemática social que Nueva York creyó solucionar el siglo pasado, pero que provoca que el sol sea un bien de lujo reservado para las grandes fortunas que pueden permitirse un piso en las alturas. Un apartamento en alguno de estos rascacielos ronda entre los 47 y 95 millones de dólares.

La inmobiliaria estadounidense Cityrealty lanzó el pasado año una serie de visualizaciones que mostraban el horizonte de Nueva York con 92 rascacielos más a partir del año 2020. Unas nuevas edificaciones que se han obsesionado por la altura y la esbeltez -denominados super-slenders- , pero que no han reparado en la sombra que proyectan. De esta manera, el pulmón verde de Manhattan está viendo como la nueva remesa de rascacielos residenciales, con apartamentos para multimillonarios, le está privando de la luz del sol, así como a toda la ciudadanía neoyorquina de a pie.

Hasta cinco de estos rascacielos supertall tienen prevista su inauguración en las inmediaciones de Central Park en los próximos años. Sin embargo, la gigantesca sombra de los ya construidos está generando una importante polémica entre los ciudadanos de Manhattan. La Municipal Art Society es uno de los numerosos grupos cívicos que desafían el surgimiento de este nuevo skyline, que han bautizado como "accidentado", buscando entre otros objetivos limitar la altura de los edificios alrededor de los parques y trabajar por "asegurar políticas y cambios regulatorios que protejan los espacios abiertos vitales de la ciudad y crear un mejor equilibrio entre los beneficios recibidos por los desarrolladores privados y el impacto en el ámbito público". La ciudad de Nueva York reaviva así un conflicto social que creyó solucionar en 1915.

En ese año, el Bajo Manhattan vio como se terminaba la construcción del Edificio Equitable, un imponente rascacielos de 150 metros pero que generaba una gigantesca sombra de dos hectáreas. Las protestas vecinales frente a esta pérdida de luz provocaron el nacimiento de la Ley de Zonificación de 1916 que, aunque no estableció límites de altura, regulaba la masificación de edificios de ciertos metros en una misma región y obligaba a que los rascacielos estableciesen una serie de retranqueos en su parte final. Así, edificios como el Chrysler o el Empirate Sate terminan en una especie de pirámide. Entonces, ¿cómo han visto la luz estos rascacielos superaltos?

La nueva generación de torres de lujo en la fila de milmillonarios ha conseguido levantar metros y metros hacia el cielo gracias a que los nuevos desarrolladores inmobiliarios han comenzado a comprar los denominados "derechos aéreos", que datan de finales del siglo XVIII. Como relata la inmobiliaria Cityrealty, todo comenzó con una decisión judicial en 1797 -a raíz del robo de dos barriles de arenques enterrados a 4 metros de profundidad- que establecía que cualquier cosa encima o debajo del suelo pertenecía al poseedor del suelo. A principios del siglo XX, tras la invención de los aviones y el aumento del tráfico aéreo, el espacio sobre el suelo fue modificado para "dentro del rango de ocupación real".

Así, los propietarios de un solar en Manhattan tienen la capacidad de vender sus "derechos aéreos" -, oficialmente llamados derechos de desarrollo transferibles (TDR)- que no estén utilizando a solares adyacentes. Según la Ley de zonificación renovada de 1961 cualquier propiedad que comparte con la siguiente por lo menos tres metros puede comprar sus derechos de aire. Una vez comprados, también podría adquirir los del solar siguiente, y así sucesivamente.

Según apunta la asociación The Municipal Art Society de Nueva York, en su documento Accidental Skyline(2013), los nuevos rascacielos superaltos que se están levantado a lo largo de la frontera sur de Central Park utilizan en su mayor parte "los derechos de desarrollo de edificios adyacentes y se están construyendo en gran medida como de derecho sin revisión pública o ambiental". La principal consecuencia, denuncia la asociación, es la proyección de nuevas sombras en el parque y el cambio de las vistas de la ciudad.

The Municipal Art Society, a través de su página web, también explica que la razón que ha motivado el nacimiento de estos rascacielos esbeltos es "un mercado inmobiliario caliente impulsado por la alta demanda de viviendas de lujo y también por los avances recientes en las tecnologías de construcción". Esta asociación asegura que no ha habido ningún proceso público que controle estos edificios y reclama que los proyectos deben proceder de una manera reflexiva y transparente.

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