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De Repsol a Iberdrola y Santander: los ataques del presidente de México al colonialismo español

  • Otros casos conocidos son la exclusión de BBVA y Santander del proceso de Banamex
Antonio Manuel López Obrador, más conocido como Amlo, presidente de México.

Ankor Tejero, Judith Arrillaga, Rocío Casado, Eva Contreras, Lucía Gómez, Cristian Reche

"En la época del presidente Calderón, la empresa favorita era Repsol"; "Había empresas consentidas como Iberdrola, Repsol, esa hizo negocios jugosísimos"; "Las empresas españolas apoyadas por el poder político tanto de España como de México abusaron de nuestro país y de nuestro pueblo". Estas son solo algunas de las frases que, desde su llegada al poder, el presidente de México, Antonio Manuel López Obrador, más conocido como AMLO, ha pronunciado en contra de las empresas españolas. A ellas se suman otras muchas que, de forma directa o indirecta, también han visto señalado su negocio en el país azteca, como es el caso de la banca, con Santander y BBVA a la cabeza, que fueron excluidos del proceso de venta de la filial en el país de Citigroup.

Gota a gota el vaso se fue llenando y ayer Iberdrola, una de las más señaladas, anunció la venta del 80% de su negocio en México tras las numerosas críticas recibidas por parte de Amlo. Y es que el Gobierno mexicano acusó hace ya varios meses a Iberdrola de estar detrás de una campaña en contra de la reforma eléctrica de su Gobierno y cargó contra el expresidente mexicano, Felipe Calderón, y su secretaria de Energía, Georgina Kessel, por sus relaciones con la eléctrica española. La compañía ha mantenido a lo largo de los últimos cuatro años un sonado enfrentamiento con el Gobierno, viendo desde mediados del año pasado también la necesidad de afrontar serios problemas para la puesta en marcha de algunas instalaciones de ciclo combinado que no lograba arrancar por los constantes retrasos de los permisos gubernamentales. Este extremo se habría convertido en el detonante clave para esta fuerte reducción del peso de Iberdrola en México.

Pero los dardos de Amlo se extendieron mucho más allá de Iberdrola y llegaron a buena parte del Ibex 35 e incluso a empresas más pequeñas que también tienen presencia en el mercado azteca. La petrolera Repsol también tuvo que vivir en sus carnes las acusaciones del presidente de México tras las acusaciones de que había aprovechado su influencia política para hacerse con acuerdos de explotación que resultaron perjudiciales para la compañía estatal Pemex. Es el caso de la concesión de contratos para extraer gas en la Cuenca de Burgos, pagados a precios, en su opinión, "elevadísimos y sin resultados".

El presidente mexicano lleva años asegurando que la empresa española obtuvo fuertes ganancias pero que no se llegó a extraer el gas que se esperaba. AMLO también criticó otro acuerdo suscrito con Repsol, valorado en 26.000 millones de dólares, para importar gas desde Perú. En su opinión, el contrato ni siquiera estaba firmado cuando "Repsol ya estaba comprando el gas en Perú y asegurando que lo tenía vendido en México". Este "arreglo", aseguró, finalizó con la cancelación del contrato cuando a Repsol no le resultó rentable por la bajada del precio y no pasó "absolutamente nada".

La banca también se ha colocado en la diana del presidente de México a pesar de que Amlo se entrevistó durante 2019, meses después de tomar posesión en el cargo, con el presidente de BBVA, Carlos Torres, y la presidenta del Santander, Ana Botín, en lo que se presumía el inicio de una relaciones cordiales. En una rueda de prensa desveló, de hecho, que se había reunido con el presidente "de lo que era Bancomer", en un lapsus donde no recordó que la marca había pasado a ser BBVA, y aseguro que mantenía una "muy buena relación" con Ana Botín, asegurando además la buena colaboración entre los países.

En aquel momento declaró, de hecho, que "México sigue estando abierto a la inversión extranjera y a la inversión de España, negocios lícitos, que no se hagan al amparo del poder público, que no se hagan mediante el influyentismo, que no tengan que ver con la corrupción", pero también deslizó que las relaciones entre ambos países estaban bajo escrutinio. "Yo creo -dijo en ese 2019- que convenía el poner un límite a esa situación de descomposición que había en las relaciones económicas y comerciales en donde perdía México, en donde se consideraba, lo repito, que México era tierra de conquista. Eso ya no se va a permitir, pero no hay ninguna aversión al pueblo español, que respetamos mucho".

Pero posteriormente, las andanadas contra la banca española han sido repetidas. De forma generalizada, cuando pidió "pausar" las relaciones con España, dada la fuerte presencia del Santander y, sobre todo, de BBVA en el mercado azteca (es el primer banco privado del país), pero también directas. Con motivo de la venta de Banamex, filial del Citigroup en México, AMLO ha mostrado en varias ocasiones su animadversion a que un inversor extranjero se hiciese con el banco y reclamando de manera expresa que se lo quedase un inversor local. Su veto es directo a los dos gigantes españoles, que partían entre los favoritos en la transacción. BBVA llegó a admitir la posibilidad de estudiar la operación, pero se desmarcó rápidamente si se vendía en bloque. El Santander sí llegó a presentar una primera oferta no vinculante, quedándose posteriormente fuera del proceso tras imponer el Gobierno sus condiciones.

El BBVA había vivido episodios de tensión directos mucho antes. En 2021, por ejemplo, AMLO pidió de forma expresa a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) que sancionase al banco por dejar un día completo sin servicio a sus clientes. Sacó pecho en rueda de prensa además arremetiendo contra la "condonación" de pagos que vivió la banca con Enrique Peña, apoyándose en una gráfica que situaba a BBVA Bancomer en el noveno puesto. "A Citibanamex le condonaron con Peña Nieto más de 10 mil, a Inbursa 6 mil, BBVA más de 5 mil millones de pesos. Y eso, más lo que se les condonó a Felipe Calderón", refirió. En otro momento arremetía directamente contra el máximo responsable de la filial azteca: "El presidente del consejo de Bancomer, que ahora pertenece a empresarios españoles, se pronunció en contra mía diciendo que era un populista (…). Pues ¿cómo se sentían? Los dueños del país".

El caso del aeropuerto de Ciudad de México 

En 2018, AMLO revertió una obra clave adjudicada a Grupo Carso, FCC y Acciona, el aeropuerto internacional de Ciudad de México en el municipio de Texcoco, que había sido una de las propuestas estrella del expresidente Enrique Peña Nieto. El proyecto, valorado entre 13.000 millones de euros, tenía entre sus contratos la construcción de una de las terminales a un consorcio en el que figuraban estas compañías. La nueva postura fue "racional, democrática y eficaz", en opinión de López Obrador tras apoyarse en el resultado sobre un referéndum nacional para decidir el futuro de esta infraestructura.  

Otra empresa afectada por el cambio de planes fue Sacyr. La empresa española terminó siendo indemnizada con 13,18 millones de euros por la rescisión de su contrato, dirigido en este caso a la construcción de la losa de cimentación del Centro Intermodal de Transporte Terrestre (CITT) del que iba a ser bautizado como Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). 

Estas constructoras no han sido las únicas afectadas por las políticas de AMLO. OHL, la empresa controlada anteriormente por la familia Villar Mir y ahora por los hermanos Amodio, fue señalada por adjudicarse contratos de manera injusta frente a otras empresas nacionales. Ya en 2017, el dirigente, que entonces no había alcanzado la presidencia, señaló la adjudicación del concurso público para la construcción de la carretera Atizapán-Atlacomulco. La compañía respondió en ese momento a López Obrador: "Se ha pretendido relacionar a OHL México con una estructura de financiamiento de campañas políticas. Además de falso, técnicamente no es posible, dadas las políticas internas de la empresa", informó en un comunicado. 

El colonialismo 

Más allá del ámbito empresarial, Amlo puso sobre la mesa en marzo de 2019 le envío de una carta al rey Felipe VI en la que se quejaba de los abusos de España entre 1821 y 1854. "ni siquiera tuvo la atención de contestarme", dijo entonces, apuntando que en las mismas fechas le envió una misiva al Papa Francisco y de este sí que recibió respuesta. "Envié ya una carta al Rey de España y al Papa para que se haga un relato de agravios y que se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos; hubo matanzas, imposiciones... la llamada conquista se hizo con la espada y con la cruz", señaló entonces.  

Las cifras México/España 

En 2021, último año del que hay datos oficiales, la exportación española alcanzó 4.118,4 millones de euros (1,3% del total exportado por España) aumentando 28% frente a 2020 y muy cerca del dato de 2019 (4.195,9 millones). En 2021 México fue el primer destino de la exportación española a América Latina (28,3% del total, con 14.549 millones de euros); el quinto mercado más importante fuera de Europa y el decimocuarto a nivel mundial. 

En 2021, las importaciones españolas de productos mexicanos sumaron 4.663 millones de euros (1,3% del total), un 37% frente a 2020. México fue nuestro proveedor número 17 con el 1,3% del total importado por España del mundo y el 27% del área latinoamericana (16.963 millones de euros), consolidándose como nuestro primer suministrados de Latinoamérica casi igualado con Brasil (4.631 millones de euros). El saldo de la relación comercial bilateral ha sido deficitario para España desde 2018 (-165 millones en 2018, -412 millones en 2019, -160 millones en 2020 y -544 millones en 2021). 

Una parte muy importante de las grandes empresas españolas está presente en el país. En turismo, por ejemplo, grupos como Meliá, Riu, Iberostar o Barceló tienen una presencia relevante en la Riviera Maya. Muy ligada a esta industria están las aerolíneas. Iberia vuela a México desde 1950 y en la actualidad ofrece dos vuelos diarios que conectan ambas capitales. Además de la marca de IAG, también operan otras de menor tamaño como Evelop Airlines (Barceló), Air Europa y World2Fly (Iberostar). 

Y muchas no solo están presentes, también tienen una parte importante de su accionariado en manos de inversores mexicanos. Los mejores ejemplos de ellos se encuentran en el sector de las infraestructuras. En OHLA, por ejemplo, el 25,965% del capital es propiedad de los hermanos Luis y Mauricio Amodio. Ambos empresarios entraron en el capital de la española en 2020. Una situación similar vive su competidora FCC, su máximo accionista es el mexicano Carlos Slim, quien controla cerca del 70% del capital. Slim no solo está presente en FCC, posee también una participación mayoritaria en Realia y tiene una presencia minoritaria en Prisa, Metrovacesa y Quabit.