
El mercado de la vivienda en EEUU continúa mostrando serios signos de agotamiento y, arrastrado por la crisis hipotecaria, no aparece en el horizonte la posibilidad de una pronta recuperación, según los últimos datos publicados hoy. La previsión de los analista no es mejor para los próximos meses, ya que todo indica que la tendencia bajista que experimentan los precios no se invertirá y que continuarán cayendo, posiblemente todavía a un mayor ritmo
Las turbulencias por las que pasa este sector han quedado de manifiesto, un mes más, en las estadísticas sobre ventas y precios de viviendas en EEUU, que, junto con el mal dato sobre el índice de confianza de los consumidores, lastraron a la baja la Bolsa de Nueva York y otras importantes plazas bursátiles.
Una consecuencia lógica si se tiene en cuenta que el ritmo de ventas de casas de segunda mano cayó en agosto a su nivel más bajo en cinco años y que los precios registraron en julio el mayor descenso interanual en 16 años.
Estos datos fueron apoyados por el anuncio de Lennar, la mayor constructora de viviendas de EEUU, que registró en el tercer trimestre del año las mayores pérdidas de sus 53 años de historia.
Y es que la evolución de los precios de las casas continúa su tendencia bajista en lo que va de año.
Caídas de hasta el 4,5%
De hecho, en diez áreas metropolitanas de EEUU los precios cayeron un 4,5 por ciento en los últimos doce meses hasta julio, lo que supone el mayor descenso desde julio de 1991, de acuerdo con el índice Case-Shiller, elaborado por la agencia de evaluación de riesgo Standard & Poor's.
Asimismo, disminuyeron un 3,9 por ciento en 20 áreas de EEUU. Comparado con junio, los precios bajaron un 0,6 por ciento para el grupo de las diez áreas metropolitanas y un 0,4 para el de las veinte ciudades.
Ambos índices han registrado una tendencia negativa en la evolución de los precios desde principios de año. En total, comparado con el año anterior, los precios descendieron en quince de las 20 ciudades estudiadas.
La caída de precios continuó en verano
Para el economista de MacroMarkets, Robert Shiller, el índice de Standard & Poor's muestra que el descenso del precio de la vivienda en EEUU "claramente continuó en el periodo estival".
La previsión de los analistas no es mejor para los próximos meses, ya que todo indica que la tendencia bajista que experimentan los precios no se invertirá y que continuarán cayendo, posiblemente todavía a un mayor ritmo.
En la misma línea se expresan los expertos cuando se trata de las ventas de viviendas usadas que, según creen, seguirán disminuyendo por el aumento de los costes del crédito y las mayores restricciones a la concesión de hipotecas.
En agosto, las ventas de casas de segunda mano cayeron un 4,3 por ciento, hasta situar la previsión para el conjunto del año en 5,5 millones de unidades, la peor desde agosto de 2002, según la Asociación Nacional de Agentes de Bienes Raíces.
El precio medio "aguanta"
En comparación con el mismo mes de 2006, las ventas disminuyeron un 12,8 por ciento. El precio medio de las casas de segunda mano subió, no obstante, un 0,2 por ciento, hasta situarse en 224.500 dólares.
La evolución de este mercado no ha sido una sorpresa para los analistas, que ya se esperaban una caída de estas magnitudes.
El economista jefe de la asociación, Lawrence Yun, explicó que "los trastornos inusitados en el mercado hipotecario, junto con el aumento significativo de las tasas de interés para los préstamos más grandes, han resultado en el aplazamiento o cancelación de un elevado número de ventas".
Según este experto, el menor ritmo de ventas "ha contribuido a un incremento en el inventario de casas que no se venden".
Debilidad del mercado
A finales de agosto el inventario de casas que aún están en venta subió a 4,58 millones de unidades, el más alto desde que se elabora estas estadísticas.
Este escenario es un claro reflejo de la debilidad por la que pasa el mercado de la vivienda en EEUU, afectado por la crisis de las hipotecas de alto riesgo ("subprime"), que ha llevado a una mayor exigencia en la concesión de créditos y una menor demanda en la compra de casas.
Con el fin de evitar que la crisis inmobiliaria contagie al resto de la economía, la Reserva Federal recortó la semana pasada medio punto porcentual los tipos de interés, hasta dejarlos en el 4,75 por ciento.