
El grupo metalúrgico valenciano Ros Casares, declarado en concurso de acreedores hace un mes, está cerca de llegar a un acuerdo con la banca para reducir su deuda -unos 230 millones de euros- y que la compañía pueda seguir adelante, a cambio de que las entidades financieras se hagan con el control del capital. El porcentaje que podría pasar a manos de la banca ronda el 85 por ciento, según la agencia Efe.
Ros Casares se convertiría así en la cuarta empresa -tras Bodegas Chivite, GAM y Condesa- en entrar en el proyecto Fénix, que a finales de mes constituirán los seis grandes bancos españoles: Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Popular y Sabadell.
El fondo servirá para que la banca capitalice la deuda de las empresas con el objetivo de hacerlas viables y vender después las participaciones.
La propuesta respecto a la compañía valenciana afecta a cuatro sociedades: Grupo Ros Casares; sus filiales al 100 por ciento Ros Casares Centro del Acero y ES Avilés 177, y su filial al 50 por ciento Thyssen Ros Casares, cuya otra mitad ostenta la multinacional alemana Thyssenkrupp. La propuesta es coordinada y condicionada y la capitalización de créditos afectaría exclusivamente a la matriz.
El principal obstáculo es la falta de acuerdo entre la familia Ros y Thyssenkrupp. Ros Casares ha demandado a su socio alemán por varias vías y le exige indemnizaciones que suman al menos 109 millones de euros por administración desleal y por bloquear el funcionamiento de la filial conjunta.