
Cuando la primavera árabe llegó a Libia en febrero del año pasado en forma de guerra civil, la familia Prieto vio con preocupación -tras repatriar a su personal español- el futuro de sus inversiones en el país magrebí, una de las vías del grupo Secopsa para escapar de la parálisis del sector de la construcción en España.
Once meses más tarde, tras la caída de Muamar el Gadafi, cuyo Gobierno le encargó las obras un hotel en la localidad de Al Bayda, el grupo valenciano está preparado para volver al país.
Según ha confirmado a elEconomista el consejero delegado de la compañía valenciana, Vicente Prieto, las obras de demolición y posterior reconstrucción del hotel Almeyda Palace en la citada localidad costera se pondrán en marcha pronto.
Según Prieto, "allí solo ha cambiado el Gobierno, los funcionarios siguen siendo los mismos y no hay ningún problema para entendernos con ellos". Es su socio local, la compañía West Africa, que tiene el 35 por ciento de la empresa conjunta, la que está llevando a cabo las negociaciones.
El proyecto tiene un presupuesto de 10 millones de euros, un plazo de menos de un año y se ejecuta a través de una empresa conjunta que Secopsa constituyó en 2008 con West Africa para optar a contratos públicos. El hotel es propiedad del Gobierno y está situado en la tercera ciudad más poblada del país, Al Bayda, al este de la costa mediterránea, cerca de Bengasi, donde empezó la revuelta. Los trabajos comenzarán desde el principio, ya que las obras apenas habían arrancado cuando estalló el conflicto.
Junto a este proyecto, Secopsa tenía expectativas de conseguir otro por 40 millones, también para un hotel. Según Vicente Prieto, "el primer hotel era una prueba" del Gobierno libio para comprobar la fiabilidad de la empresa española. La compañía hispano-libia acudirá también a concursos para construir carreteras.
Desinversiones
Secopsa puso en marcha en 2008 un proceso de diversificación para bajar su dependencia del sector de la construcción, que suponía el 80 por ciento de sus ventas.
Así, creó un área de servicios, especializada en limpieza y mantenimiento integral de edificios y en seguridad; otra de medio ambiente, con recogida de residuos, limpieza viaria y jardinería, y otra de concesiones, con geriátricos, centros deportivos municipales y aparcamientos públicos. Además, tenía participación en una empresa de energías renovables.
Los nuevos negocios, unidos a la caída del sector inmobiliario, hicieron que el peso de la construcción en la facturación de Secopsa bajara al 50 por ciento.
Sin embargo, el grupo de la familia Prieto decidió el año pasado desprenderse de algunas de estas actividades con el fin de obtener liquidez, por lo que vendió sus participaciones en energías renovables, geriátricos y centros deportivos.