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Durga Puja, cuando la diosa vuelve a casa

Calcuta es generalmente asociada con la Madre Teresa y su obra o, incluso, con los tigres de bengala que viven en las entrañas del Parque Nacional de Sundarbans. Sin embargo, para millones de hinduistas es el epicentro del evento sociocultural y religioso anual más importante de la región: Durga Puja.

El festival Durga Puja nace de la mitología hinduista y celebra la victoria de la diosa Durga sobre el demonio Mahishasura en una parábola del triunfo del bien sobre el mal. Este festival originado en la época medieval se celebraba de puertas adentro, pero los aristócratas comenzaron a crear, a principios del siglo XVIII, pequeños altares en las calles de Calcuta para que todos (ricos y pobres, hombres y mujeres, niños y ancianos) pudieran disfrutarlo y celebrar por igual. En los últimos años los humildes altares se fueron transformando en inmensas creaciones artísticas (llamadas Pandals) que, además de hospedar la imagen de Durga, reflejan la pluralidad de la vida en el país.

A mediados de octubre (la fecha la marca el calendario hindú) Calcuta se convierte en el escenario de una gran fiesta popular para recibir a la diosa Durga, quien deja los cielos para convivir cinco días entre los mortales. Durante esos días las bulliciosas calles se tiñen de colores vivos y luz, cada rincón se perfuma con los aromas de los inciensos y los fuegos arden para preparar el plato más representativo del evento: el Bhog (arroz y lentejas) y los corazones de los bengalíes palpitan al unísono. La gente se viste con sus mejores galas y peregrinan de Pandal en Pandal para admirar esas construcciones temporales que van desde lo más tradicional hasta versiones más modernas y controvertidas, algunas con una fuerte carga de crítica social.

La imagen de la diosa junto a sus hijos, el tigre y el demonio vencido a sus pies se repite incansablemente y los hinduistas esperan emocionados en largas colas para rendir homenaje, venerar y solicitar protección a esta deidad antes de ser sumergida el último día en el río Hooghly para despedirla entre llantos, danzas y mantras hasta el próximo año.

Sin lugar a duda, esta celebración originalmente de corte religioso es hoy una plataforma de arte al aire libre que cobra más adeptos nacionales e internacionales y que será en breve el nuevo escaparate sociocultural de la India.

Por Verónica Boned, del blog www.sinmapa.net

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