Por Alexandra Hudson
BERLÍN (Reuters) - El alcalde de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, va a dejar el cargo tras 13 años al frente de la capital alemana, con su reputación perjudicada por los embarazosos retrasos y sobrecostes que afectan al nuevo aeropuerto internacional de la ciudad.
Fuentes en su partido dijeron que Wowereit - que alcanzó la fama a nivel nacional cuando anunció su homosexualidad en la campaña electoral de 2001, antes de que lo revelara un diario -, anunciará el martes que se marchará en diciembre, casi dos años antes de terminar su mandato, sin especificar razones.
El candor del alcalde de 60 años, su amplia sonrisa y actitud campechana le convirtieron en uno de los políticos más populares del país, y fue retratado en numerosas ocasiones junto a diversos famosos.
Algunos lo consideraron un posible candidato del SPD a canciller, pero fue dejado de lado por el temor a que lo que le hacía muy popular en Berlín no lo fuera tanto a nivel nacional, así como por la percepción de falta de poder político.
El diario Tagesspiegel dijo que Jan Stöss, que dirige el partido en la capital, sucederá a Wowereit, que en septiembre de 2011 consiguió su tercera reelección, aunque gobierna en coalición con los cristianodemócratas de Angela Merkel.
Acuñó la frase "pobre pero sexy" para describir Berlín, una etiqueta que se convirtió en un éxito publicitario para la ciudad, transformado en una de las más de moda de Europa y uno de los principales destinos turísticos.
Berlín está empezando finalmente a ver algo de la prosperidad que se suponía le iba a llegar después de la caída del Muro en 1989 y tras recuperar la capitalidad del país después de décadas de división por la Guerra Fría.
La ciudad, que está en obras perpetuas, sobre todo por el centro, no domina un país muy descentralizado al estilo de lo que hacen Londres o París, y aporta solo el 4 por ciento del Producto Interior Bruto.
Sin embargo, su economía está creciendo más rápido que la media del país y tiene uno de los sectores digitales más animados de Europa. Centros comerciales y viviendas de lujo sustituyen los antiguos terrenos de nadie junto al trazado del antiguo Muro y la población crece rápidamente, aunque sus 3,4 millones de habitantes son menos aún de los que tuvo en su momento cumbre a principios del siglo XX.
Esta explosión constructora y creciente popularidad hacía aún más embarazoso que no tuviera un aeropuerto adecuado. El nuevo proyectado, un proyecto estrella de Wowereit, lleva cinco años de retraso, ha duplicado el presupuesto y se ha convertido en un chiste nacional.
Wowereit dimitió como presidente de la junta supervisora del aeropuerto en enero de 2013.
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