
Es fácil decirlo, pero no tanto cumplirlo: todos los integrantes y elementos de la industria tecnológica están felizmente condenados a entenderse entre ellos. Este concepto se conoce como interoperabilidad y es un fenómeno que ha dejado de convertirse en moda para erigirse en una tendencia sin marcha atrás.
Lo que hace unos años era poco menos que un sueño, ahora se considera un logro básico para el desarrollo de la industria informática mundial.
La interoperabilidad viene a ser uno de los grandes mandamientos de un sector en constante transformación y cuyo colectivo se enriquece con las aportaciones particulares. Al hablar todos el mismo idioma, el ecosistema funciona de forma idéntica (o parecida) en cualquier situación, ya que unos sistemas convergen con otros, con independencia de los dispositivos y procesos empresariales empleados.
El objetivo compartido del mercado informático consiste en poder intercambiar datos y facilitar la puesta en común de los conocimientos.
'Saltar' de plataforma
Un buen ejemplo de interoperabilidad es el formato MP3, de compresión de archivos musicales, que fue creado, financiado y patentado por Thompson. Esta aportación ha revolucionado en los últimos años la difusión de la música online a través de Internet para convertirse en el formato de música más extendido del mundo. Otros ejemplos igualmente valiosos son los formatos PDF, JPG, RTF, TXT, HMTL, XML o las extensiones DOC para textos. Todos estos sistemas fueron aportaciones de las empresas privadas, pero tambien fueron capaces de funcionar sobre cualquier sistema informático. Esto último es posible ya que todos ellos siguen los preceptos del Open Choice. En la actualidad, Microsoft Office trabaja con más de una veintena de formatos de ficheros diferentes, entre los que se incluyen los anteriormente referidos. El fabricante también ha diseñado los formatos Open XML integrados en Office 2007 para garantizar la compatibilidad con los millones de documentos que ya existen.
En el momento en el que todos los programas informáticos se entienden e interactúan con todas las plataformas, el debate entre sistemas abiertos y propietarios pierde vigencia.
Según explican fuentes de Microsoft, a través de un documento interno, "la ventaja de los estándares abiertos es que permiten interoperar en un mercado de libre competencia entre múltiples implementaciones de hardware y software, si bien la interoperabilidad no sólo se apoya en estándares abiertos: los estándares propietarios son la consecuencia de aportaciones importantes en I+D financiadas por compañías que perciben ventajas en sus inversiones, de tal forma que sus definiciones, formatos o procesos llegan en no pocas ocasiones a ser aceptados también mayoritariamente por la industria. Y es que la existencia de patentes sobre tecnologías que se puedan implementar en los estándares no es ni debe ser por sí misma un impedimento para la interoperabilidad, mientras dichas patentes se licencien conforme al concepto unánimemente mantenido por la industria".
Amparo comunitario
A grandes rasgos, la interoperabilidad es un movimiento global que viene impuesto por el sentido común y que está amparada por las regulaciones comunitarias. De hecho, a principios de este siglo, el consejo de la UE ya reflexionó sobre el asunto y, en la reunión que el organismo comunitario mantuvo en Lisboa, en marzo de 2000, aprobó unas conclusiones dirigidas a preparar a la UE para que pudiera transformarse en 2010 en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo.
En esos años ya se preveía que las tecnologías de la información podían convertirse en un potente motor de riqueza para todos los países. Y el tiempo ha dado la razón a todos. Pero para lograr ese empeño, resulta "básico aprovechar al máximo la utilización de normas, especificaciones disponibles de forma pública o especificaciones abiertas para el intercambio de datos y la integración de servicios que garanticen una interoperabilidad compacta", según apunta la Comisión.