
Casi no nos hemos acostumbrado todavía al 4G, y las operadoras de telecomunicaciones y los fabricantes de móviles ya trabajan para que en los próximos años podamos disfrutar de mejor cobertura, un menor consumo de batería y, sobre todo, más velocidad gracias a la quinta generación de telefonía inalámbrica: más de 10 gigabits por segundo.
NTT DOCOMO anunció hace sólo unos días que va a comenzar a experimentar nuevas posibilidades de comunicación con nada menos que seis fabricantes de equipos de telefonía móvil. Se trata de Alcatel-Lucent, Ericsson, Fujitsu, NEC, Nokia (propiedad de Microsoft) y Samsung.
La operadora japonesa realizará pruebas con cada una de esas empresas para aprovechar parte del espectro radioeléctrico por encima de los 6 Gigahercios de frecuencia, así como nuevos tipos de servicios máquina-a-máquina.
NTT Docomo señala que está abierta a la cooperación con otras muchas compañías, que ya están desarrollando nuevas tecnologías con la esperanza puesta en que se conviertan en el estándar del futuro.
Huawei comunicaba hace unos meses que invertirá 600 millones de dólares en su departamento de I+D hasta 2017, con la idea de poder tener listo un estándar de conexión 5G para 2018, haciendo que sea viable una conexión móvil a 10 gigabits por segundo de media.
Algo parecido ocurre con Samsung, que quiere alcanzar una velocidad móvil de decenas de gigabits por segundo, muy superior a la velocidad de 75 megabits por segundo alcanzada por el último servicio de cuarta generación 4G-LTE (Long Term Evolution), con las tecnologías que está investigando.
Así las cosas, la mayor dificultad para la implantación de la tecnología 5G podría estar más en la dificultad para poner de acuerdo entre sí a los diferentes desarrolladores en la definición de un estándar, que en el desarrollo de soluciones concretas que permitan multiplicar el ancho de banda.