
Después de que Nokia se deshiciese de su marca de teléfonos de lujo, Vertu, el pasado octubre, la compañía -ahora británica- ha vuelto presentando su nuevo smartphone, el Vertu TI. Este nuevo dispositivo incorpora como principal novedad su migración del sistema operativo Symbian a Android y cuesta la friolera de 7.900 euros.
Sin embargo, este precio no está ni mucho menos a la altura de las características del teléfono. Incorpora una pantalla táctil de zafiro de 3,7 pulgadas con una resolución de 800x480 píxeles, muy lejos de la Super AMOLED de 4,8 pulgadas y a 1.280x720 píxeles de resolución del Galaxy S III o los 1.136x640 píxeles en 4 pulgadas del iPhone 5. Asimismo, el terminal tiene un peso de 180 gramos, 49 gramos más que el buque insignia de Samsung y 68 más que el de Apple.
Lo más curioso, es que pese a su apuesta por pasarse al sistema operativo de Google, no será compatible con la última versión de Android (la 4.2 Jelly Bean), sino que funcionará con la 4.0 (Ice Cream Sandwich). Además, tampoco cuenta con la posibilidad de conectarse a redes 4G, algo ya usual en mercados tan amplios como el estadounidense.
Según la compañía este dispositivo no aspira a ser el smartphone más potente o completo del sector, sino que basa su punto fuerte en una "tecnología relevante y artesana, no es un producto desechable", según ha argumentado su diseñador, Hutch Hutchison, en una entrevista a la BBC. Y es que cada teléfono está ensamblado a mano y lleva la firma de quién de la persona que montó el teléfono a láser en el interior de la tapa donde va la tarjeta SIM.
Además, cuenta con un servicio denominado concierge (conserje en inglés), que pone a disposición del dueño un equipo de agentes teléfonicos para realizar gestiones como reservar en un restaurante o marcar citas.
Hutchison también destacó en la entrevista que no se centran en los grandes mercados porque no son su objetivo, "solo hay que ver el precio", sí ha destacado que China es un nicho realmente interesante.