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Las confederaciones hidrográficas: las nuevas hidroeléctricas

Panticosa y Hoz de Jaca son las primeras poblaciones beneficiadas por la primera reversión de una central hidroeléctrica a la Administración: recibirán la electricidad a precio de coste, un 80 por ciento menos que en el Mercado.

En julio del año pasado, la Confederación Hidrográfica del Ebro comenzó a gestionar el salto de El Pueyo, en el pirenaico río Calderés. Era la primera vez que la Administración decidía asumir la explotación de una central hidroeléctrica. La iniciativa fue de Xavier de Pedro, presidente de la Confederación y militante del Partido Aragonés, con la idea de que los beneficios generados por las presas revirtieran el máximo posible en la Demarcación.

Ya hay casos en que la Administración gestiona saltos directamente, pero estos nunca estuvieron en manos privadas, como ocurra con el de Talave, que regula el caudal del trasvase Tajo-Segura. Su funcionamiento está condicionado al del propio trasvase y la venta de la energía, cuando las turbinas pueden producir, revierte en los presupuestos de la Confederación Hidrográfica del Segura.

El Pueyo es una central de 15 MW que estaba en manos de Endesa. Se acabó de construir en 1929 y genera energía suficiente para satisfacer las necesidades de unas 15.000 personas. Su producción, dependiendo del precio del Mercado Eléctrico, aporta un beneficio anual que ronda los tres millones de euros.

De acuerdo con el Plan Hidrológico del Ebro, los beneficios obtenidos con las centrales revertidas deben destinarse al desarrollo general de la Cuenca, la restitución territorial y ambiental, la eficiencia y modernización de regadíos, así como cubrir las propias necesidades de la Confederación y de las comunidades de usuarios, siempre que sean entidades de derecho público.

La extinción de una concesión requiere un proceso técnico que dura años, porque hay que estudiar las afecciones ambientales para conocer la viabilidad de la instalación, algo que no se planteaba en el momento en que se construyó la inmensa mayoría de presas.

Además de ello, desde la Confederación comentan la complejidad jurídica que están encontrando para poder destinar los fondos a los fines establecidos por el Plan: "No hay una fórmula clara; vamos avanzando, alcanzando convenios con otras Administraciones" y afirman que aún no se ha decidido el reparto de unos dineros a los que le han salido muchos novios: "Se verá en los próximos presupuestos".

De momento, además del convenio firmado con Panticosa y Hoz de Jaca, se han otorgado 200.000 euros a las Comarcas de Jacetania y Alto Gállego -se promocionará un tren turístico, El Canfranero- y algo más de 380.000 euros a reconstruir una pasarela en El Puente de Sabiñánigo.

Panticosa quiere más fondos y reclama a los tribunales

Ricardo Laguna, alcalde de Panticosa, del Partido Popular, reconoce los esfuerzos de la Confederación por favorecer al territorio -"se ha atrevido a enfrentarse con las empresas eléctricas"-, pero considera que los beneficios del salto deberían recaer en mayor medida en los municipios afectados por la presa: "Cuando se construyó, hubo cuatro pueblos expropiados en un radio de 10 kilómetros y los vecinos no hemos recibido nada durante todos los años en que la central ha estado operando; si se nos quiere restituir, que se haga de verdad".

El desencuentro ha llevado a que Panticosa haya reclamado a los tribunales, en virtud de las condiciones establecidas en la concesión. Ésta plantea un conflicto entre la utilidad pública de los montes -en la que se ampara el municipio- y la utilidad pública del agua, sobre la que ha actuado la Confederación. Laguna augura que el conflicto judicial se resolverá en seis o siete años y apunta que en Madrid hay reuniones entre el PP, el PSOE y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, para establecer un reparto de los fondos obtenidos con la reversión de los saltos, algo que desconocen en la Confederación.

No obstante, Panticosa y Hoz de Jaca, otro de los municipios afectados, han firmado con la Confederación un convenio de compraventa de la energía generada por El Pueyo a precio de coste, impuestos incluidos: 9,24 euros por MWh, una cantidad mucho más baja que la ofrecida por el Mercado Eléctrico, que ronda los 55 euros por MWh. Anualmente, Panticosa recibirá 3.500 MWh y Hoz de Jaca otros 600 MWh.

Panticosa, que tiene su propia empresa de electricidad -distribuye 7.000 MWh y comercializa 5.000 MWh anuales- piensa establecer tarifas especiales para los vecinos: "Aún no lo hemos decidido y no me quiero pillar los dedos, pero empezaremos por los jubilados y las familias en riesgo de exclusión social, y luego pasaremos al resto, incluidas las empresas", dice Laguna, antes de añadir que "nuestro municipio es muy turístico y la vida es cara; queremos ayudar a la gente de la zona".

Laguna considera que la reversión de saltos "es una gran oportunidad" y, a pesar de ser partidario de que El Pueyo se hubiera sacado a concurso público, augura mucho éxito a la medida: "va a ocurrir en todo el Pirineo en pocos años".

Además de El Pueyo, la Confederación está terminando de tramitar la reversión de otra central hidroeléctrica, la de Lafortunada-Cinqueta, de 40 MW, actualmente propiedad de Acciona. Se espera que en los próximos 10 años caduque la concesión de 11 saltos más en el territorio incluido en la demarcación y todos ellos, si no cambia la línea de actuación actual, pasarán a manos del Estado.

Caducan 230 saltos en los próximos 20 años

Las concesiones hidroeléctricas se han otorgado por períodos muy largos: las minicentrales de 25 ó 40 años, que pueden prorrogarse -así ha ocurrido ya-, y las grandes de 75 improrrogables, si bien hay casos de 99 e incluso a perpetuidad, en las concesiones anteriores a 1921. Por eso apenas ha habido extinciones.

Cuando vencen los plazos, las confederaciones pueden optar por sacar las centrales a concurso público, explotarlas directamente o demoler las presas, en función de su viabilidad ambiental.

En la actualidad se tramita la extinción de varias concesiones en las demarcaciones de Miño-Sil, Júcar y Duero, donde ya han extinguido cinco cuyo destino aún no ha decidido la Confederación.

En todo el país, en 10 años caducarán las concesiones de unas 50 centrales, cantidad que se elevará a 230 en los próximos 20 años.

Tabla con la situación por cuencas en la revista digital elEconomista Agua y Medio Ambiente: http://www.eleconomista.es/kiosco/agua/

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