En las postrimerías de la crisis financiera mundial, parte de la sobrevaloración interna relativa en la periferia de la Eurozona se ha relajado. Los costes de mano de obra unitaria (ULC), una medida parcial de ese "tipo de cambio real", apuntan a ajustes positivos en Irlanda y España, y Portugal y Grecia también hacen progresos. Italia ha avanzado poco y Francia sigue en apuros, mientras que Alemania no está "ayudando" realmente a facilitar ajustes. El prerrequisito de cualquier ganancia en este frente es un paro sumamente alto. A falta de reformas estructurales más agresivas, la "curva de los salarios de Philips" tendrá que hacer casi todo el trabajo.
Por David Nowakowski.