Tras siete trimestres consecutivos de contracción económica, los pronósticos para Italia siguen siendo flojos, en especial por la subida del paro y un viraje a largo plazo hacia la desindustrialización. Hemos rebajado nuestras previsiones de 2013 al 1,5% (del 1,7% en marzo) y mantenemos una opinión mucho menos optimista sobre los bonos del gobierno italiano que el mercado. Los préstamos morosos, que ya representan alrededor del 17% del capital regulatorio total, podrían seguir subiendo en los próximos años, lo que exacerbaría el deterioro económico y afectaría a la rentabilidad bancaria. El excedente comercial es uno de los pocos datos positivos. Por último, la tenue estabilidad política alcanzada con el primer ministro Enrico Letta sigue sujeta a los caprichos de Silvio Berlusconi, capaz de alterar el paisaje político en cualquier momento.
Por Brunello Rosa, Jennifer Kapila e Ibrahim Gassambe.
