
Ha ganado Barack Obama con un voto popular muy ajustado pero un colegio electoral finalmente a su favor. Todo anuncia que los demócratas van a mantener el control del Senado y los republicanos el de la Cámara.
Se cumple así un escenario manejado por muchos analistas en las últimas semanas: empieza un nuevo ciclo político sin muchos cambios en el mapa del poder en Washington.
Revisemos las cinco cuestiones clave que moverán a Wall Street en las próximas semanas:
1. ¿Cuánto cotizará este mapa del poder en Washington?
Algunos observadores señalan que la campaña ha sido tan larga y agotadora que el simple hecho de elegir un nuevo presidente provocará el optimismo. Ahora bien, los resultados no son lo que le hubiera gustado a Wall Street.
Veremos si a muy corto plazo, la bolsa es capaz de mantener este tono lateral alcista que caracterizó la recta final de la campaña electoral. No es seguro. Otro punto sensible es el dólar -más bajista que alcista si ganan terreno las expectativas de dinero barato de la Fed- y de forma general todos los activos que se benefician del 'Quantitative Easing' de Ben Bernanke (oro, materias primas).
2. ¿Cuál será la estrategia de Obama para lidiar con el abismo fiscal?
Jeff Cox de CNBC comentaba ayer que sea quién sea el ganador, se sentiría más como el perdedor cuando se dé cuenta de lo que le espera a la economía de EEUU. Es un poco excesivo pero resume lo que piensan muchos economistas. Obama se enfrenta a un dilema político y económico: o acelerar el paso hacia un acuerdo o retrasarlo hasta bien entrado 2013.
La primera opción puede ser costosa políticamente pero eliminaría las incertidumbres. Bueno para la economía. La segunda ofrecería más espacio político para negociar pero a costa de la economía. No sabemos de qué margen dispondrá Obama frente a una Cámara controlada por los republicanos.
El abismo fiscal sigue siendo el tema clave de la bolsa y los bonos hasta 2013.
3. ¿Enviará el nuevo presidente señales contundentes sobre la política fiscal?
Esto es parte de la respuesta anterior. Obama y Romney trabajaban en diferentes políticas fiscales con una preferencia clara por incrementar impuestos sobre el capital (por ejemplo una tasa más alta sobre dividendos) frente al trabajo en el caso de Obama.
Su elección da más fuerza a la idea. Puede crecer una actitud 'anti Wall Street' desde el Senado, aunque no sabemos hasta qué punto se reflejará en iniciativas legislativas y/o propuestas presupuestarias.
4. La economía tiene mucho que decir en las próximas semanas.
La demanda nacional se está fortaleciendo gracias a una mayor confianza de los hogares y un mayor gasto de consumo. Es alentador pero no suficiente, al menos hasta que el gasto de las empresas no se sume al rally. Los expertos dicen que Obama era un hándicap y Romney un catalizador de confianza para las empresas.
Seamos pragmáticos y esperamos a los datos. Ahora mismo, las ventas de coches y de casas son los dos pilares de la recuperación. Hace falta que la economía mantenga el momentum en estos dos sectores para consolidar las expectativas.
5. El Corporate America tiene que poner freno a su pesimismo.
Las previsiones han sido tan negativas este trimestre que dan ganas de adoptar una actitud contraria. Los analistas todavía están revisando a la baja los pronósticos a corto plazo de ventas y beneficios. Hace falta que el movimiento se desvanezca para dar cierto apoyo a la bolsa.
Si no, es muy improbable que el S&P 500 tenga la fuerza suficiente para separarse de la zona de peligro 1.375-1.400. ¿Quién será el comodín? Cabe recordar que casi la mitad de los beneficios de Wall Street no proviene de la economía nacional. La bolsa necesita una economía global más fuerte para consolidar la recuperación doméstica. China es un candidato obvio pero todavía incierto.