
El lenguaje corporal de Barack Obama cuando anunció a los estadounidenses el compromiso alcanzado sobre el techo de deuda con los líderes republicanos puso de manifiesto que el presidente no está contento con la propuesta que él mismo espera que evite la quiebra del país. "La activación del QE3 sería un intento de EEUU para recuperar confianza".
Los líderes del Partido Republicano consideran una gran victoria la propuesta, que ha frenado la subida de impuestos que pretendía el Gobierno y que evitará el default del que se podría haber culpado al movimiento del Tea Party y el Partido del No.
Tal y como puso de manifiesto el portavoz de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, el acuerdo no es el mejor, pero cumple con los principios republicanos sobre fiscalidad y gasto. El hecho de no haber conseguido introducir en el acuerdo una subida de impuestos hará que Obama sufra la presión de su propio partido a un año de las próximas elecciones presidenciales.
Y dado que los republicanos han dejado claro que no permitirán sacar adelante ninguna norma que implique una subida de impuestos, el presidente deberá poner en marcha un plan para impulsar en empleo que horrorizará a muchos demócratas si quiere salir reelegido, según los analistas consultados por la CNBC. Un plan que implicaría reducir la carga impositiva y las presiones legislativas sobre las empresas.
Obama se encuentra en una posición muy difícil tras haber cedido respecto a los impuestos en el acuerdo con los republicanos y el movimiento del Tea Party, ya que lo más probable es que éstos se nieguen a partir de ahora a aceptar cualquier propuesta que no encaje con su agenda política. Además, teniendo en cuenta la desaceleración económica de Estados Unidos, tendencia que se espera que se mantenga los próximos meses, el desempleo no va a reducirse lo suficientemente rápido para que Obama pueda beneficiarse del dato en las elecciones.
El presidente podría esperar una ayuda significativa por parte de la Reserva Federal, que ha indicado que está preparada para actuar si se produjera un notable deterioro de la economía, pese a las críticas que las dos primeras rondas de expansión cuantitativa han suscitado. El viernes se publicará el dato de empleo en EEUU correspondiente a julio y los economistas prevén que solo se hayan creado 100.000 puestos de trabajo, una cifra que no servirá para rebajar la tasa de paro hasta el 8% que muchos expertos consideran necesario para que Obama consiga un segundo mandato.
Por otra parte, los expertos no ven claro cuánto podría hacer la Fed por la economía estadounidense con una tercera ronda de políticas de expansión monetaria, teniendo en cuenta la oposición con la que han contado las dos primeras y el tiro podría salirles por la culata.
Agarrarse a un clavo ardiendo
En este escenario, es posible que la esperanza de Obama sea el Tea Party. Tras el éxito que acaban de conseguir, se sentirán envalentonados y dedicarán los próximos meses a plantear quién deberá liderar la lucha del Partido Republicano contra Obama por la presidencia.
La división de los conservadores es evidente y sería necesario un profundo cambio en el panorama político estadounidense para que un candidato respaldado por el Tea Party consiguiera llegar a la Casa Blanca. Y si el ala más moderada del Partido Republicano no consigue imponer a su candidato, Obama podría ganar de nuevo sin importar cuánto empeore la economía.