La bolsa no está sobrevalorada, pero la tendencia todavía no da confianza.
Wall Street sigue con la mirada puesta en los mínimos del año y crece el apetito de los Osos. ¿Es la valoración suficientemente atractiva para contener la presión bajista? Ésta es la pregunta del millón dólares que se plantean los gestores de todo el mundo.
Echemos un vistazo a los indicadores basados en el S&P 500. La medida más habitual de valoración compara las cotizaciones con los beneficios de los últimos 12 meses; cuanto más alto es este ratio, menor es el incentivo para comprar. El primer gráfico muestra el nivel actual y estamos justo por debajo de la media desde los años 30, es decir, con una lectura neutral a positiva: la cifra no apunta a esa clase de sobrevaloración que puede anunciar un mercado bajista. Insisto en que 'puede', y no 'suele', porque tampoco en 2007 la valoración apuntaba a un batacazo de los precios.
Algunos analistas utilizan hasta 10 años de beneficios para obtener una visión más estructural de las valoraciones (tanto los precios como los beneficios están ajustados por la inflación). El segundo gráfico nos muestra un resultado muy diferente: Wall Street parece cara, muy cara (un 25%/30% por encima de la tendencia), tanto que un inversor tiene que ser muy cauteloso antes de poner su dinero en la renta variable. Pero ¿es fiable el ratio?. Se supone que nos muestra la tendencia, pero ¿dónde está la tendencia cuando los últimos 10 años han sido cualquier cosa menos normales? Los beneficios cayeron el 54% tras la burbuja de Internet y más tarde el 92% después de la crisis subprime. Estos dos colapsos distorsionan la tendencia y, en consecuencia, inflan el ratio.
Sabemos que las bolsas no suelen mirar al pasado, sino anticipar el futuro. Así que, para tomar la temperatura al mercado, podemos también comparar los precios actuales con los beneficios que se esperan para los próximos cuatro trimestres. Eso es lo que refleja el tercer gráfico. Es interesante apreciar que la valoración del S&P se ha estado reduciendo en las últimas semanas y se encuentra ahora a 3 puntos de la media histórica desde 1995. Eso significa que los inversores confían cada vez menos en las predicciones de los analistas y anticipan unos beneficios empresariales menores de lo esperado. En otras palabras, Wall Street ya incorpora una significativa rebaja de los beneficios en el próximo año.
Nos damos cuenta de que las diferencias entre las valoraciones son un poco desalentadoras para cualquiera que espere una respuesta clara de estas cifras. A estas alturas, estamos tentados de sacar dos conclusiones de esta revisión. La primera es negativa: las diferentes valoraciones no nos mandan un mensaje operativo relevante. La segunda es que todos estos parámetros no hacen más que reflejar el intenso debate que se abrió en el mercado. Si Vd. analiza la debilidad de Wall Street como la respuesta de la bolsa a la desaceleración temporal de la economía, encontrará un alivio en los números: la bolsa no está sobrevalorada y los niveles actuales nos proporcionan un colchón ante la (alta) probabilidad de que los analistas revisen a la baja las previsiones de beneficios. Eso es una buena noticia para cualquiera que piense que la corrección ha ido demasiado lejos respecto a lo que cabe esperar de la economía.
Pero la tendencia es incierta. Si Vd. cree que el desplome de los beneficios en 2008-2009 fue un mero 'accidente', puede descartar cualquier idea de sobrevaloración. Pero si nos sumamos a los escépticos que creen que lo de 2008-2009 fue un aviso de la insostenibilidad del nivel de beneficios a largo plazo, entonces la bolsa es cara y la valoración tendencial nos recuerda que los precios no se han adaptado completamente a lo que puede ser una quiebra estructural del crecimiento de los resultados. Y la historia nos enseña que el ajuste puede venir de la mano de otra abrupta caída, o de meses y meses de mercado lateral. Esa es la razón por la que mantenemos una visión tan cautelosa en el Ecotrader.