Renta variable

Beneficio seguro... como iba a ganar Hungría en el 54

El máximo responsable de la mayor gestora de fondos española, que al caso viene a controlar un patrimonio equivalente al tamaño del séptimo banco del país, me aseguraba esta semana que estoy demasiado negativo sobre la bolsa española cuando afirmo que por encima de los 10.500 puntos de Ibex se paga la relación precio/beneficio más alta desde la burbuja tecnológica. En su opinión, vamos a asistir a una mejora de las ganacias en 2014 por parte de las compañías por encima de la estimada -en torno a un 25 por ciento para las compañías cotizadas-, lo que rebajará sustancialmente el PER (veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción) por debajo de las 16 veces.

Admito que puede ocurrir y que lo mejor será aprovechar para hacer cartera en los tropezones que nos vamos encontrando por el camino, como el descalabro que nos han pegado en los últimos días por la contracción manufacturera en China y la sangría que está sufriendo una vez más el peso argentino. Aunque se trata de un país donde el Efecto Tango se repite cada década, es inevitable que muchos inversores extranjeros asocien Argentina con inversión española y el castigo sea inmediato. Una corrección que sirve para depurar excesos y por debajo del diezmil deja al Ibex en un PER de 14,8 veces.

La cuestión es dilucidar si este multiplicador es excesivo o no. La mayor parte de los expertos lo ven justificado y confían en que las expectativas de beneficio se superen con creces, aunque hoy todavía no se ven mejoras de las ganancias en los grandes valores del Ibex. No lograrlo sería como la derrota de la selección húngara en el mundial del 54. El equipo de Puskas, Czibor, Kocsis y Bozsik, precursor del fútbol total, estuvo invicto durante 32 partidos consecutivos entre 1950 y 1954, y después de haber ganado el oro en Helsinki era el indiscutible favorito al título. Sobre todo después haber eliminado en las semifinales a los vigentes campeones, Uruguay, y en cuartos a Brasil. En la que se conoce como la batalla de Berna. ¡Y no sólo es un sustantivo! Pasó de todo. La final frente Alemania parecía un paseo militar tras haber ganado Hungría a los germanos por 8 a 3 en su segundo partido del Mundial. Y así empezó. Dos a cero con goles de Puskas y Czibor. Pero Alemania sorprendentemente dio la vuelta al marcador en la que se convirtió en la cura para el país tras la vergüenza de la II Guerra Mundial.

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