
Kutxabank parece haber encontrado la fórmula para evitar que el Banco de España y Banco Central Europeo puedan obligarle a poner a la venta el 51 por ciento de su capital o en su caso a que sus actuales accionistas deban crear sendos fondos de reserva por un valor conjunto de unos 700 millones, cifra inasumible en la actualidad. La vía será modificar el actual pacto entre accionistas, cuestión en la que ya están trabajando.
La fusión de las antiguas cajas BBK, Kutxa y Caja Vital se hizo a través del mecanismo jurídico SIP (Sistema Institucional de Protección), conocido también como fusión fría. En la actual SIP hay cuatro socios, las tres cajas y el propio banco.
Pero el cambio de la estructura jurídica de las antiguas cajas a fundaciones bancarias implica, según explicó Villalabeitia, que 'el SIP como tal está formalmente muerto' y por ello 'se tendrá que regenerar los acuerdos de accionistas que correspondan? bajo la premisa de que 'no impliquen, obviamente, ningún tipo de concertación'.
Si no hay concertación el asunto se limita sólo a BBK, que tiene un 57 por ciento del capital del banco y tendrá que provisionar por ese siete por ciento adicional, en una cantidad muy inferior.
Villalabeitia no entendería que una entidad como Kutxabank, que no ha necesitado rescate o ayuda pública alguna 'se vea compelida a vender parte de su capital antes de tiempo'.
Pasar página a las irregularidades
Durante la presentación de los resultados de Kutxabank en 2014, en que el beneficio creció un 38,8 por ciento, hasta alcanzar los 150,3 millones, Villalabeitia explicó también los motivos que han llevado a la entidad a no acudir como acusación particular contra Mario Fernández, ni el resto de imputados, en la causa abierta por los pagos irregulares.
Así explicó que lo que desea el banco es centrarse en su trabajo y 'distanciarse de esta situación'. Villalabeitia recordó que la devolución de los 243.000 euros solucionó el quebranto para la entidad y rechazó que su comunicación al Banco de España y después a la Fiscalía dañe la imagen de la entidad, al contrario, recalcó que peor hubiera sido su ocultación.
También defendió la cifra de su salario, de 800.000 euros, diciendo que es menos de lo que cobraba antes e inferior a la media del sector.